La incertidumbre reina entre propietarios e inquilinos. Como mucho se hacen contratos de año y medio, lo que hace que posibles comerciantes renuncien a invertir por un plazo tan escaso que no permite desarrollar el negocio. | Joan Torres

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El contraste se da en pocos metros y no puede ser más revelador. Los locales de las galerías de la Plaza Major van cerrando y los carteles de Se Alquila/Se Vende van avanzando de manera inexorable.

Pese a que se ofertan alquileres a precios de hace décadas: es posible hacerse con unos metros en el centro neurálgico de Palma por 500 euros, «e incluso 200 euros. Hay propietarios que se conforman conque les paguen los gastos», dice uno de los supervivientes de la Plaça Major.

Al mismo tiempo, en la superficie, el metro de la calle Sant Miquel se cotiza a precio de oro. Uno de los pocos locales que aún quedan en manos de sus propietarios originales, aún libre de firmas nacionales e internacionales pero bajo su lupa, confirma que cada semana recibe ofertas de alquiler por unos 10.000 euros. De hecho, un local que hace esquina con calle Sant Miquel y calle Oms se oferta por 16.000 euros mensuales.

Pero todo esto no se contagia a los locales soterrados de Plaça Major, que hace décadas sí que estaban concurridos. Pese a los económicos precios de sus locales y al trasiego de miles de compradores sobre sus techos, los pasillos de las galerías permanecen desiertas. Todos los propietarios consultados muestran su desazón y algunos incluso ya preparan las maletas, incapaces de esperar a septiembre de 2019, fecha en la que acaba la concesión de cincuenta años. Entonces pasará a manos municipales y se decidirá el futuro de estos comercios, aunque se desconocen los planes.

«Aquí vendría bien un mercado gastronómico que dinamizará la zona», dice un propietario que señala que los precios de las galerías «son un chollo». Mientras tanto, hay quien vaticina un próximo boom inversor pero en cinco años. Mientras tanto, los pasillos abandonados no invitan a pasear. Souvenires que se mantienen desde hace décadas se codean con sex shop o locales de lectura del tarot. El lugar más concurrido es, sin duda, el SYP de Plaça Major, uno de los pocos comercios de alimentación que permanecen en el Casc Antic.