La Herboristera Maria Antònia Bergas abrió en 1890 de manos de la familia de Maria Antònia Bergas. La primera tienda abrió en la calle Llotgeta y en mayo de 1968 se abrió una segunda en Plaça Navegació. En diciembre de 2016, la tienda de Llotgeta se trasladó a la calle Sindicat. | Jaume Morey

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La Herboristeria Maria Antònia Bergas abrió en 1890 como negocio exclusivamente de hierbas de manos de la familia de Maria Antònia Bergas, quien había estudiado botánica y que fue la responsable del éxito cosechado hasta el día de hoy. Cuando se hizo cargo de la tienda vendía remedios para casi todos los males posibles a base de fórmulas que ella misma preparaba. La primera tienda abrió en la calle Llotgeta y en mayo de 1968 se abrió una segunda en Plaça Navegació.

En diciembre de 2016, la tienda de Llotgeta se trasladó a la calle Sindicat, a un local bastante más grande y con una imagen mucho más moderna, que ahora dirige Casilda Gómez, quien durante un año al lado de Bergas, antes de su jubilación, aprendió todos los secretos de las hierbas, sus propiedades y combinaciones. Al comienzo del siglo XXI, Bergas, sin un relevo generacional entre sus sobrinos, vendió sus comercios a Pedro Rodríguez Granados, Remedios Peinado, su esposa, y la amiga y socia de ambos María Martínez, y Casilda pasó a ser la responsable.

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Gómez recuerda que Maria Antònia Bergas, aún con vida, era una «apasionada» de las hierbas y la botánica. Fue pionera en Mallorca con un negocio de estas características y una de sus fórmulas más conocidas y que «todavía hoy nos siguen pidiendo muchos clientes», es para las piedras en el riñón, a base de la planta ‘trencapedres'. Gómez conserva el cuaderno en el que Maria Antònia Bergas tenía apuntadas sus fórmulas escritas a mano y son las que hoy día aún se emplean «aunque lógicamente se han ido actualizando, porque con los años hay plantas que se han dejado de comercializar y se han descubierto propiedades de otras». La clientela, explica, antes era sobre todo gente mayor, «venían de todos los pueblos de Mallorca a comprar sus remedios». Hoy, añade, «seguimos teniendo a los clientes mayores, los que van quedando, y también a sus hijos, que siempre han visto a sus padres comprar aquí».
Estos remedios se siguen preparando de forma artesanal y suponen cerca del 75 % de los ingresos, aunque con los años se ha ido ampliando la oferta a la alimentación ecológica, dietética o cosmética natural.

La tienda cuenta con dos empleadas, Verónica y Elena, que han recibido de manos de Gómez la formación en botánica necesaria y ésta deja claro que «hasta que el personal no conoce las propiedades de todas las plantas no puede ponerse detrás del mostrador».