En 1996 falleció su padre y ella tuvo que involucrarse mucho más en el negocio; no era algo desconocido, ya que desde los 15 años iba a ayudar en fiestas. Desde entonces han tenido que recorrer un camino muy duro, que motivó que su hermano Toni empezase a trabajar con 14 años. Pese a todos estos contratiempos, el negocio les iba bien y a finales de los años 90 tuvieron una etapa muy buena. No obstante, en el local que ocupa Ca'n Canet en la calle Corderia tenían una renta antigua, que estipulaba que tenían que hacer una reforma, que se complicó: debía durar un mes y se prolongó durante seis.
Posteriormente, tuvieron que reformar el local del mercado de El Olivar y con la entrada del nuevo milenio (2000) empezó el «declive». «Aguantamos porque lo nuestro es un oficio, no es un trabajo», explica. En este sentido, señala que las grandes superficies y las cadenas de supermercados les ha hecho mucho daño. «Ya casi no vendemos ensaimadas, ni tartas porque ellos las venden congeladas y contra eso no podemos competir. Yo no puedo competir con los precios de las grandes superficies o supermercados; no puedo vender un croassant a 30 céntimos». Eva explica que el margen de beneficio que tienen es «poquísimo» y critica que «Hacienda y la Seguridad Social nos están machacando. Al pequeño comercio no nos ayudan en nada». Las franquicias también les han perjudicado mucho, ya que han provocado el cierre de muchos de los bares más emblemáticos de Palma a los que ellos servían sus productos, como el bar Cristal, el Diplomatic...
Ante este panorama, hay días que le ve futuro al negocio y otros que no, «depende de cómo me levante». Pese a todo, asegura que «voy a seguir luchando porque no sé hacer otra cosa, lo llevamos en la sangre. Es como un compromiso, es algo nuestro; siendo la tercera generación no nos podemos rendir».
5 comentarios
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Allò que passa és que hi ha gent que s'estima més gastar es doblers amb tabac o suc que comprar pa mallorquí o una coca d'albercoc fets així com Déu mana, maldament sigui un poc més car, i s'estimen més comprar porqueria industrial a benzineres i supermercats. Però, des seu pa en faran sopes.
No hay nada infinito ni nadie inmortal; todos los procesos tienen una duración determinada.
¡Adiós, mamá, me voy pitando,que llego tarde a oficiar!
Cuanto daño a hecho la antigua ley de arrendamientos ha permitido seguir adelante negocios sin futuro porque no se les podia cobrar el alquiler a precio de mercado,los propietarios del local no podian cobrar lo que legitimamente debian y los usuarios del local no se reciclaron y ahora tienen que cerrar sin saber que sera de ellos. Y no tengo ningún local lo que pasa es que veo las cosas. Venga a ponerme negativos que quien dice la verdad.........
No es cuestión de no rendirse,asi es la vida, los tiempos cambian muy deprisa y hay que adaptarse,no aceptar la realidad solo lleva a una lucha esteril que puede acabar el animo y las fuerzas tan necesarias para empezar un nuevo proyecto y adaptarse a la vida actual.