El Grupo Parlamentario Popular (GPP) ha presentado una proposición no de ley (PNL) para regular la musicoterapia como «elemento beneficioso para la salud y el bienestar».
Asimismo, la diputada 'popular' Nuria Riera ha manifestado que «su eficacia ha sido probada en enfermedades como lesión cerebral adquirida, oncología, depresión, Alzheimer, y disfunciones de miembros por accidentes cerebrovasculares, entre otros. Por lo tanto, como consecuencia, la utilización de estas vías tiene un impacto positivo en la descongestión de la administración sanitaria».
Según un comunicado, desde el PP se ha querido poner en valor el trabajo que realiza la Asociación Balear de Musicoterapeutas (Abamu), nacida con el propósito de dar a conocer la Musicoterapia a la sociedad de las Islas y que está integrada por musicoterapeutas titulados.
En este sentido, entre los objetivos de la Abamu han destacado la promoción de la práctica musicoterapéutica, estimular la investigación en este ámbito y apoyar a los musicoterapeutas de Baleares, entre otros.
De este modo, la iniciativa del PP insta al Gobierno central a «regular los requisitos académicos, laborales y de capacitación profesional que debe reunir el musicoterapeuta para poder ejercer adecuadamente y con plenas garantías esta profesión a nivel nacional, teniendo en cuenta las consideraciones de la Federación Española de Asociaciones de Musicoterapia (Feamt)».
Además, insta al Govern para que, en el ámbito de su competencia, «disponga, supervise y controle los requerimientos, y niveles de calidad que debe tener un musicoterapeuta para poder ejercer su trabajo, previniendo y evitando el intrusismo profesional».
Asimismo, también se solicita que se reconozcan los «efectos positivos de la musicoterapia en los ámbitos sanitarios, educativos y sociales, incluyendo fines preventivos, dándole un impulso decidido para favorecer su desarrollo y consolidación en el ámbito de las Islas».
Entre otros aspectos, la iniciativa también pretende elaborar un plan de fomento de la musicoterapia en la comunidad, de carácter «transversal», que contemple su utilidad como «herramienta social».
Por último, Riera ha asegurado que «la falta de regulación en cuanto a la formación y requisitos que debe tener el musicoterapeuta profesional, deriva en problemáticas, como, entre otros, el intrusismo o las malas praxis debidas a carencias en la formación teórica-práctica que debería ser exigible, con el riesgo que ello puede suponer para la salud de las personas que recurren a esta terapia».
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