Algunos lugares de trabajo públicos y privados están situados en unos lugares privilegiados desde donde se ve el mar, la ciudad, la montaña o incluso todo en conjunto

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Disponer de un agradable lugar de trabajo es importante para poder desarrollar la labor de una forma más cómoda, lo que repercute en beneficio del empleado y la empresa. Por desgracia, no todos los trabajadores cuentan con un espacio adecuado y menos aún son quienes tienen unas vistas despejadas. Sin embargo, si se busca, se encuentran despachos tanto públicos como privados que destacan por tener unas vistas increíbles.

Situado en pleno centro de Palma, el abogado Jaime Lamas adquirió hace 20 años un «palomar» al Banco Santander y allí montó un espectacular despacho que impresiona a todo aquel que lo visita. «Cada cliente que entra tiene una expresión un tanto de asombro y se echa como para atrás», explica Lamas mientras un ave pasa rozando una de las cristaleras.

No menos espectacular, pero diferente, es el despacho de Joan Carulla. El gerente del Hospital Sant Joan de Déu cuenta con una vista privilegiada del mar desde el Coll d’en Rabassa. Además, tiene una terraza donde se realizan actos sociales. Su ‘vecino’ es el director general de Endesa, Martí Ribas. «Me encanta esta luz azul que se ve del cielo y el mar, que es el color de la empresa y que refleja lo que vendemos: luz». Pedro Iriondo, director general de Viajes Kontiki, especialista en el turismo de cruceros, está encantado con su despacho «desde donde veo llegar los barcos».

Generosidad

La presidenta de Emaya, Neus Truyol, prefiere trabajar de espaldas al mar «para que quien entre en el despacho disfrute de las magníficas vistas».

Hasta ahora se ha hablado de los despachos de los jefes, pero también hay empleados que tienen la fortuna de trabajar con unas vistas increíbles, como los funcionarios del SOIB en la planta 15 del edificio Asima o los empleados de un despacho del Consolat de Mar, que da al Passeig Sagrera, algo de lo que no dispone la presidenta Armengol.

Sin embargo, el caso más llamativo es el del nuevo edificio de Autoritat Portuària de Balears en el que un despacho de técnicos tiene, con diferencia, las mejores vistas. Se dice que el expresidente del organismo José María Urrutia se mostró muy desencantado al comprobar en los planos la ubicación de su despacho y, aunque intentó cambiarlo, los responsables de la obra prefirieron seguir el protocolo de la situación de los despachos del edifico anterior.