Emaya quiere convencer al ciudadano de Palma de que el agua del grifo se puede beber. | Redacción Local

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Emaya tratará de mejorar la percepción del agua del grifo que tienen los ciudadanos de Palma para potenciar su consumo, e incluso, si es posible, mejorar su sabor. También estudiará que los grandes consumidores paguen más en función de los residuos que generan. Esta son dos de las medidas de acción para la reducción de residuos que contemplaba el Ajuntament de Palma de cara a cumplir con la ley estatal de residuos que fija diferentes objetivos para 2020.

Los ciudadanos de Palma consumen actualmente una media de 1,57 kilos de residuos por persona y día y el objetivo marcado por la ley estatal es de 1,28 kilos por día. Esta ley establece que para 2020 el 50 % de todos los residuos deben estar recogidos en fracciones separadas o preparados para su reutilización (solo el 50 % restante podrá ser para incinerar). En Palma este porcentaje ahora mismo es del 22,89 %, por lo que «queda mucho por hacer», reconoce Josep Maria Rigo, coordinador general de Ecologia, Agricultura i Benestar Animal.

«Vamos tarde –asegura–, somos conscientes de que se ha disparado la producción de residuos por el crecimiento económico, el aumento de la población flotante, los hábitos de consumo... hemos vuelto mucho al derroche». Por eso las medidas que hay que tomar, añade Rigo, «las vemos también como una oportunidad, se quiere poner en marcha un plan de acción para la reducción de residuos, pero desde un punto de vista positivista, no solo para la reducción de cifras que marca la ley sino por los beneficios ambientales, económicos o laborales que generará».

Medidas

Las medidas, anotó Rigo, deben estar encaminadas a la reducción de residuos orgánicos (se tira mucha comida) y de las bolsas de plástico, o la potenciación del agua del grifo. En este sentido, el responsable municipal asevera que «la calidad del agua es buena, pero la percepción de la gente es mala, y por eso Emaya estudiará diferentes campañas».
También se buscará el apoyo de iniciativas sociales, empresariales o deportivas, «por ejemplo, que en las fiestas de barrio se utilicen vasos reutilizables, que se instalen más fuentes de agua para reducir el consumo de garrafas o de los botellines de agua que se utilizan en actos, eventos, competiciones deportivas, etc.».

Otras medidas serán promover el consumo a granel de vino, carnes, frutas, etc. y no tanto empaquetado, para reducir el consumo de papel y cartón; que en las oficinas las impresoras impriman a doble cara o avanzar en la administración electrónica.

Palma debe reducir un 18,33 por ciento la cifra total de residuos que se generan al año

La ley estatal establece que, además de reciclar, las ciudades deben también prevenir la generación de residuos. Fija que hay que llegar a reducir un 10 por ciento la cifra de residuos que se producían en 2010 (año en que se marcaron los objetivos), que en el caso de Palma eran 211.000 toneladas de residuos. El problema, explica el coordinador general de Ecologia, Agricultura i Benestar Animal, «es que ahora, en 2018, estamos en las 233.218 toneladas, por lo que el objetivo se ha alejado». Si no hay que superar las 190.000 toneladas en el caso de la capital balear, «ya no supone una reducción de 10 por ciento, sino un 18,33 por ciento». En conclusión, de ahora al año 2020 la ciudad debe reducir 42.750 toneladas al año de residuos.