Imagen de la Font de Mestre Pere que, junto a la d’en Baster y la Font de la Vila, abastace la ciudad de Palma.

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Emaya pondrá en marcha a final de año las obras de un proyecto para dotar a la planta de Son Tugores de un nuevo sistema de tratamiento del agua de las fuentes que permitirá aumentar la capacidad máxima de tratamiento, que actualmente es de 500 litros por segundo (en un día se pueden tratar hasta 45.000 metros cúbicos) y pasará a ser de 900 litros por segundo (hasta un total de 80.000 metros cúbicos al día) cuando estén acabadas en 2020.

El proyecto supondrá una inversión de cuatro millones de euros y se está cerrando el pliego para su licitación el próximo mes. Para dar una idea de la importancia del agua de las fuentes, aunque su aportación es variable pues depende de las lluvias, basta decir que en los meses de febrero y marzo ha llegado a suponer más del 80 % del suministro.

Las fuentes de suministro varían lo largo del año en función de la disponibilidad pero son, por este orden, fuentes naturales, embalses, pozos de agua dulce, pozos salobres osmotizados y agua desalada que se compra a Abaqua.
El director del ciclo del agua de Emaya, Jaume Femenias, explica que además de aumentar la cantidad de agua de las fuentes que se podrá utilizar, este nuevo sistema de tratamiento contribuirá también a seguir mejorando el sabor del agua del grifo.

En este sentido, Femenias asegura que el trabajo para la mejora del sabor ya ha comenzado y los resultados ya son perceptibles. Mejorar el sabor del agua es «posible», asevera, y «aunque se trata de un parámetro subjetivo», viene determinado, a grandes rasgos, por la cantidad de cloro presente y por el nivel de mineralización. Ambos parámetros se gestionan por separado.

Femenias informa de que en agosto pasado se inició un nuevo modelo de gestión de la concentración de cloro en el agua, «disminuyéndola a valores razonables de la banda baja exigida por la normativa vigente». Asimismo, se está procediendo a la instalación de equipos que realizarán un seguimiento las 24 horas del día del valor del cloro en varios puntos de la red de Palma, «para poder afinar todavía más la dosificación precisa de cloro».

Por otro lado, en 2017 se inició un nuevo proyecto de gestión de los caudales del suministro en la ciudad, con el fin de disminuir el nivel de mineralización del agua y proporcionar la mayor parte del año agua clasificada de mineralización débil.