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Iñaki Urdangarin ya está en Madrid. El exduque de Palma, condenado por el caso Nóos, llegó este domingo por la noche al aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas procedente de un vuelo de Ginebra.

A escasas horas de su inminente ingreso en prisión, ya que el plazo estipulado por la Audiencia de Palma vence este lunes, el marido de la infanta ha llegado a la capital solo y con rostro serio.

Todavía no hay confirmación de la cárcel en la que cumplirá su condena, de 5 años y 10 meses que el martes pasado le impuso el Tribunal Supremo por varios delitos de corrupción en el caso Nóos. Algunos medios nacionales apuntan a que podría tratarse de la cárcel de Brieva en Ávila, una cárcel de mujeres pero en la que se hará una excepción y se acogerá a Urdangarin.

El cuñado del Rey, como cualquier otra persona que haya sido condenada y se encuentre en ese momento en libertad, puede acudir con el mandamiento a cualquier instalación penitenciaria de España.

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Como establece la normativa, cualquier cárcel tiene la obligación de acoger a Urdangarin si llega voluntariamente, desde cualquier Centro de Inserción Social (CIS), hasta los dos hospitales penitenciarios o las tres cárceles de mujeres, aunque lógicamente no será ninguno el elegido.

Trámites

Sea cual sea la cárcel donde vaya, lo normal es que pase por todos los trámites del primer ingreso. Se le hace una ficha y es reconocido por el servicio médico, además de ser entrevistado por un equipo multidisciplinar formado por trabajadores sociales y psicólogos que le evalúan.

Como es habitual, el preso pasa la primera noche en el módulo de ingresos y después se le traslada al módulo más adecuado. Probablemente, y dadas sus características, al conocido como «de respeto», donde el interno, al que se clasifica en segundo grado, acepta unas normas de comportamiento e higiene y de organización de la vida diaria en esa instalación.

De todos modos, la prisión puede analizar si la cárcel que ha elegido Urdangarin es la más apropiada y, acogiéndose al artículo 75 del Reglamento Penitenciario, Instituciones Penitenciarias puede decidir cambiarle si considera que la elegida por el condenado no es la idónea para salvaguardar la seguridad del interno o el buen orden del centro.

El Tribunal Supremo ratificó el martes pasado la condena inicial de la Audiencia de Palma por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias, pero le absolvió de falsedad en documento público, con lo que rebajó en cinco meses la pena de privación de libertad, que es en total de 5 años y 10 meses.