Martí Gual defiende su gestión. | Joan Torres

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El promotor mallorquín Martí Gual, investigado por la Audiencia Nacional dentro del ‘caso Sa Nostra’ por un supuesto desvío de fondos en el proyecto inmobiliario de Son Bordoy, ha roto su silencio. «Nunca en mi vida he pagado a ningún político o responsable de una entidad bancaria porque ni es mi estilo, ni soy idiota», afirma.

¿Qué piensa de que le esté investigando la Audiencia Nacional por la reserva estratégica de suelo de Son Bordoy?
—Vaya por delante mi respeto al magistrado instructor y a la Fiscalía porque realizan un trabajo eficiente. No obstante, y como ya se lo expliqué al juez, esta situación es surrealista porque no existe desvío o quebranto alguno para Sa Nostra ni para las arcas públicas. Al contrario de eso, mi larga gestión ha permitido una revalorización, lo cual le generó a la entidad más de 40 millones de euros.

¿Cómo califica los informes del Banco de España que aparecen en la causa?
—Estamos en fase de instrucción. El Banco de España en un primer análisis agrupa sociedades, ejercicios y lo mezcla todo, incluso lo personal, como pueda ser el colegio de mis hijos. Comprendo que cuando se hace una instrucción se investiga. Mis abogados y yo hemos pedido el archivo del procedimiento, ya que hemos contestado y resuelto todas las dudas planteadas por el Banco de España. Quiero indicar, al igual que lo hice en mi única declaración, que jamás en mi vida he pagado a ningún político o responsable de una entidad bancaria. No es mi estilo ni soy un idiota.

Usted ha aparecido en las ‘listas Falciani’...
—Durante más de diez años, al principio de la crisis inmobiliaria, residí en otro país (Uruguay). Mis obligaciones en los años 2006 y 2007 eran con mi país de residencia. Nunca en ningún lugar me han juzgado. Nadie me ha declarado culpable de nada. Insisto: nunca. Mis años de residencia en Uruguay son perfectamente demostrables...

Lo cierto es que usted fue en el pasado y antes de la crisis el mayor promotor inmobiliario de vivienda protegida de Mallorca…
—Me avalan mis treinta años de experiencia. Creo que las obras que dejé hablan por sí mismas. Pienso que también me avalan proyectos llevados a cabo como la urbanización de Son Caliu, entre otras. Es un bagaje profesional importante.

¿Cómo ve los precios de las viviendas en Palma? ¿Qué posibilidades tiene un ciudadano de adquirir un piso?
—En muchos casos, cero. Aunque parezca paradójico que lo diga un promotor, en cierta forma estoy de acuerdo con el discurso ecologista. Entiendo que nuestro espacio es limitado. Somos una isla. Pero la gente ha de tener posibilidad de acceder a una vivienda que pueda pagar. Y hoy por hoy eso no es posible. Me refiero a pisos con cuotas asequibles para familias, personas separadas o jóvenes. Y ya no hablemos de los precios de alquiler, que están desorbitados.

Sus afirmaciones recuerdan el objetivo marcado en Son Bordoy, de crear vivienda asequible…
—Palma tiene un problema tremendo de acceso a la vivienda. Una última referencia que tengo de una compraventa en Santa Catalina rondaba el millón de euros. Eso es inaceptable. Obliga a muchas personas a vivir en condiciones inhumanas. Nosotros, en plena crisis, en Son Bordoy tuvimos 2.000 peticiones para comprar vivienda, alguno de esos demandantes sigue pidiéndola hoy día. Hablo de pisos a partir de 100.000 euros y con cuotas mensuales a partir de 400 euros. Estoy seguro de que en estos momentos tendremos más de 5.000 peticionarios para una oferta de 450 viviendas. Son Bordoy es una reserva estratégica de suelo amparada por una ley del Govern balear y con el apoyo de toda la clase política. Nuestras relaciones con los acreedores, como el Sareb o el Banco Popular, e inversores son excelentes.

¿Ha reemprendido su actividad promotora?
—Sí, en colaboración con diferentes organismos y con la buena acogida que tienen nuestras propuestas en zonas tan necesitadas de vivienda como Eivissa, donde se pagan hasta 500 euros por un balcón. Trabajamos activamente con distintos municipios para solucionar un gran problema de demanda de pisos. Nuestro trabajo tiene una muy buena acogida.

Hay quien dice que usted es un empresario muy próximo al PSOE…
—He trabajado con diferentes administraciones gobernadas por partidos distintos. Del PP, del PSOE o de otras formaciones. Yo soy un empresario y eso no casa con los partidismos. He tenido relaciones con políticos de muy distinto signo y a lo largo de épocas políticas diferentes.

En caso de sobreseimiento o archivo del caso, ¿cómo habrá vivido esta experiencia?
—Pues muy contento. ¿Cómo voy a quejarme? Tengo salud y no estoy en un campo de refugiados del Congo o de Bangladesh. Eso sí que es un verdadero drama para una persona.