A pesar de no poder meterse en el agua, muchas de las personas que acudieron a las playas se quedaron tomando el sol o bajo su sombrilla. | P. Bergas/ J. Morey

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A pesar de la buena climatología, la bandera roja ondeó el domingo en Can Pere Antoni y Ciutat Jardí.

Las dos playas palmesanas permanecieron cerradas durante todo el día a causa de vertidos de aguas residuales, que fueron localizados durante la tarde del sábado. El Consistorio comunicó que está situación se debe a que las lluvias del sábado en Palma provocaron un derrame de aguas mixtas (pluviales y residuales). El Ajuntament de Palma señaló que como los resultados de las analíticas del agua no estaban listos para ayer, las playas se cerraron «por precaución».

También lamentó que la depuradora del Coll d'en Rabassa se sature cuando se producen lluvias durante los días de máxima ocupación, aunque, por otro lado, adelantó que el problema «se corregirá» con la construcción del colector interceptor y del tanque de recepción de agua que «ya está en fase de adjudicación por parte de Emaya».

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Jornada dura

Muchas personas que esperaban pasar un buen día en la playa se encontraron con está desagradable situación. Aunque muchos acabaron abandonando la costa, otros permanecieron en la arena tomando el sol.

También fue un día duro para los socorristas de Can Pere Antoni, que a golpe de silbato avisaban a los bañistas para que saliesen del agua: «Ahora lo tenemos bastante controlado, pero por la mañana ha sido caótico. Los turnos de trabajo empiezan a las diez de la mañana y cuando hemos llegado ya había mucha gente bañándose. Ha sido complicado hacerlos salir y convencerles de que no podían estar en el agua», aseguró un vigilante.