Imagen de archivo de una culebra de herradura localizada en Ibiza. | Redacción Local

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La estratega de gestión, control y posible erradicación de serpientes de especies invasoras acordada entre el Ministerio de Transición Ecológica y los gobiernos autonómicos de Baleares y Canarias establece «en los puertos de entrada de las Islas inspecciones totales o muestrales de partidas de plantas ornamentales susceptibles de transportar ofidios y, en su caso, mantenerlas en cuarentena en lugares apropiados».

Las tres administraciones han reflejado en esta estrategia su determinación en fijar medidas de carácter preventivo y de control de las vías de entrada; diseñar un programa de detección temprana e intervención rápida; y realizar acciones de sensibilización y educación ambiental.

Para Baleares, se proponen como objetivos mantener en la mínima densidad posible las poblaciones de serpientes de agua (responsables históricas de la depredación sobre el ferreret) en la Serra de Tramuntana, reducir la población de la serpiente de herradura en Ibiza y Mallorca, y promover la erradicación, a medio plazo, de la serpiente blanca en Formentera.

Las llamadas «medidas de bioseguridad» que prevé la estrategia contemplan, según el documento redactado al respecto, «normativas en el comercio de ofidios; e inspecciones en puertos y aeropuertos, cuarentenas y protocolos de importación y exportación. Se promoverá la coordinación entre autoridades competentes, inspectores veterinarios y fitosanitarios para establecer un sistema de control y buenas prácticas en el transporte de olivos u otras especies vegetales que pueden ser vector de entrada de ofidios en territorios insulares. Si se conocen los vectores de introducción de ofidios en las Islas, como puede ser la importación de olivos, se deben establecer medidas de cuarentena o de tratamiento de estos vectores previo a su introducción en las Islas».

El documento destaca la importación de los olivos ornamentales como vía de entrada. En este sentido, señala que «en el año 2016 se constató un repunte en la importación de olivos de la Península, en particular de la Comunitat Valenciana, por algún vivero de las Islas», aunque también se apuntan el comercio de la madera o de plantas hortícolas como posibles vías de entrada. Igualmente, el comercio de serpientes como mascotas y su posterior escape o liberación aparecen como vía de introducción de los ofidios, con negativas consecuencias ambientales.