Imagen de archivo de un avión de Ryanair. | Europa Press

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Un juez de Manchester ha elevado a la Corte Suprema el caso de una turista británica de 54 años que el pasado 17 de septiembre obligó a regresar un vuelo que hacía la conexión Manchester-Ibiza debido a su estado de embriaguez y a una «actitud perturbadora» que culminó con una sucesión de insultos y gritos a la tripulación de cabina y a una azafata a la que espetó: «jodida puta».

Morris, de la localidad de Blackburn, se declaró culpable de un cargo por ingresar en un avión mientras estaba borracha.

El juez de distrito pudo haberla multado en la corte de magistrados, pero decidió enviar el caso a la Corte Suprema, donde podría recibir un castigo más grave cuando sea sentenciada el próximo mes. «La forma en que está redactada la legislación significa que solo se puede tratar aquí mediante una sanción financiera, por lo que voy a asignar este caso a la Corte Suprema», señaló.

«Borracha y perturbando»

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El avión de la compañía Ryanair tuvo que regresar al aeropuerto de Manchester cuando ya llevaba más de media hora de vuelo. Tras tomar tierra en el aeropuerto de Manchester, la Policía esperaba a pie de pista para detener a la pasajera que con su actitud había alterado al resto del vuelo.

Según recogían ayer medios digitales británicos, Julie Morris, de 54 años, reconoció ante el tribunal de Manchester que amenazó con golpear a una azafata poco después de despegar desde el aeropuerto de Manchester.

Durante la vista se relató que la acusada estaba sentada frente a una familia con un bebé, motivo por el que la azafata fue a pedirle que «se calmase». Sin embargo, la respuesta de la mujer fue empezar a insultar y amenazar al personal de la tripulación.

La mujer que estaba bajo los efectos del alcohol fue trasladada a otra fila, pero continuó interrumpiendo y el capitán del vuelo FR1263 de Ryanair alertó a las autoridades y decidió dar la vuelta para garantizar la seguridad de los pasajeros.