María Capa, Joan Pons, Jorge Terrados, Joan Gual de Torrella y Jorge Martín, este lunes en el Imedea. | M. À. Cañellas

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Las aguas de la Bahía de Palma presentan un estado de conservación mejor del previsto, según el estudio realizado por los doctores Joan Pons (Institut Mediterrani d'Estudis Avançats, Imedea) y María Capa, del Departament de Biologia de la UIB, para la Autoritat Portuària de Balears (APB) y presentado este lunes.

El estudio ha recurrido a la presencia de gusanos o anélidos marinos como indicador del estado de conservación marina. Al ser un grupo abundante y diverso de invertebrados (con 17.000 especies descritas en el mundo y 500 citadas en Balears) que habita mayoritariamente en los fondos marinos, constituye un indicador ideal de perturbación ambiental.

Una embarcación del Imedea, con la ayuda de buzos profesionales, recogió muestras durante el verano y el invierno de 2017 en el puerto de Palma, el Portitxol, la reserva marina de la Bahía de Palma (zona de Cala Blava) y en la isla de sa Porrassa.

En total, se recogieron 60 muestras de sedimentos y de raspados de superficies duras (muros y estructuras artificiales) que se han procesado y estudiado morfológica y genéticamente.

Las muestras recogidas en los sedimentos de los ambientes portuarios contienen una baja diversidad de especies, algunas de las cuales son indicadoras de condiciones ambientales degradadas, tal como era previsible. No obstante, algunas muestras tomadas en los muros más expuestos de los puertos, incluso en los muelles donde atracan los barcos y los cruceros turísticos, reflejan un estado de conservación mejor del que se esperaba, pues contienen una gran diversidad de especies, algunas propias de ambientes sin actividad humana.

Además, el estudio ha permitido detectar la presencia de especies invasoras no citadas hasta ahora en Baleares. No se sabe cuándo han podido llegar a Mallorca, ya que no existen estudios previos, pero posiblemente han sido introducidas adheridas a los cascos de los barcos o en estado larvario en las aguas de lastre. Estas especies invasoras pueden formar densas colonias que desplacen a las nativas y crear obstrucciones en canales y compuertas.

Con métodos tradicionales de observación morfológica y una nueva metodología de secuenciación masiva de ADN, se han identificado 269 especies de gusanos marinos.
Además de Pons y Capa, a la presentación del estudio asistieron Jorge Terrados, director del Imedea; Joan Gual de Torrella, presidente de la APB; y Jorge Martín, jefe de Calidad, Medio Ambiente e Innovación de la APB.