Rafael López, en una imagen de archivo en el Teatro Casino Balear. | Alejandro Sepúlveda

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El prestigioso empresario del sector del juego Rafael López ha fallecido en Madrid a los 83 años de edad. En sus últimos años tuvo una intensa vinculación con Mallorca. De hecho, su último proyecto fue el Casino Teatro Balear, en la céntrica Plaça del Comtat de Rosselló, en Palma, en el que había volcado todas sus ilusiones y esfuerzos.

Rafael López nació en Madrid y desde joven desarrolló un olfato especial para los negocios, que le llevaron, con los años, a fundar todo un imperio de 26 salas de juegos con 1.500 empleados en la capital, que finalmente vendió a Cirsa, la empresa más potente del sector.

El juego, con todo, no fue su única pasión. También era un apasionado del fútbol, en concreto de su equipo de toda la vida: el Atlético de Madrid, del que llegó a ser vicepresidente. Y por el que sentía adoración.

Ya veterano, en su última etapa, quedó fascinado por Mallorca y decidió instalarse en la Isla para acometer su último gran proyecto, el del Casino Teatro Balear, que no ha podido ver funcionando por decisiones municipales a pesar de todos sus esfuerzos.

Hace un año, en una entrevista con este diario, se mostró muy ilusionado con la próxima apertura de la sala, en la que invirtió 14 millones de euros y la convirtió en una de las más modernas de Europa, con seis mesas de ruleta americana, cuatro de black jack, dos de póker caribeño, cinco de póker Texas y Omaha, una ruleta electrónica, una gran sala de torneos, dos cafeterías y un lujoso restaurante. Y un aforo para 600 personas. Su sueño, según sus propias palabras, era poder dar trabajo a 180 personas en su querido casino: «Lo más importante de este proyecto, y lo digo con el corazón en la mano, es que voy a dar trabajo a 180 personas, la mayoría de ellas jóvenes. Y digo muy alto que los contratos que haré serán fijos indefinidos, para todos ellos. Eso, a estas alturas de mi vida, es lo que realmente me llena».