Tras haber rastreado la presencia de prisioneros españoles del régimen nazi en su anterior obra, 'Los últimos españoles de Mathausen', el especialista ha aceptado «el desafío» de indagar sobre una realidad que sufre «un olvido programado por la dictadura y no corregido durante la democracia».
Así lo ha aseverado Carlos Hernández de Miguel en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación del volumen 'Los campos de concentración de Franco' (Ediciones B) en la Fira del Llibre de València.
El autor ha invertido tres años en esta investigación, en la que se ha encontrado varios «problemas», ya que «hubo una destrucción masiva de documentación y la que hay que se encuentra muy dispersa, puesto que no ha habido una verdadera política archivística seria del Estado español con recursos económicos y humanos», relata. Pese a todo, tras visitar decenas de archivos, lugares y hablar algunos de los pocos supervivientes que quedan, ha identificado 296 campos de concentración oficiales, abiertos en otras tantas ciudades y pueblos españoles.
La Comunitat Valenciana es la segunda autonomía con un mayor número de campos de concentración franquistas, solo superada por Andalucía, que albergó 52. Este «ránking del horror» continúa con Castilla-La Mancha con 38, Castilla y León con 24, Aragón con 18, Extremadura con 17, Madrid con 16, Cataluña con 14, Asturias con 12, Galicia y Murcia con 11, Cantabria con 10, Euskadi con 9, Baleares con 7, Canarias con 5, Navarra con 4, La Rioja con 2 y Ceuta, junto a las antiguas colonias españolas en el norte de África, con 5.
La cifra total de campos de concentración a los que alude la obra es casi el doble de la que se había logrado documentar en trabajos anteriores, como el notable estudio de Javier Rodrigo, que ya en 2005 revelaba la existencia de 188 instalaciones de este tipo a pesar de contar con menos medios y tecnología para la investigación, destaca Hernández de Miguel.
En la provincia de Valencia hubo 19 campos: Alberic, Algar de Palancia, Alzira, Carcaixent, Catarroja, Estivella, Faura-Quartell, Manuel, Montserrat, Ontinyent, Quart de les Valls, Ribarroja-Banaguasil-Masía del Poyo, Sagunto, Serra (Porta-Coeli), Sueca, Torres Torres, Utiel, València y Villanueva de Castellón.
Además, en la demarcación de Castellón ha rastreado la huella de otros 12: Almenara, Azuébar, Borriana-Nules, Castelló de la Plana, El Toro-Barracas, Moncofa, Pina de Montalgrao, Segorbe, Soneja, Sot de Ferrer, La Vall d'Uixó y Xilxes, mientras que en la provincia de Alicante habla de 10: Albatera, Alcoi, Alicante, Dénia, Elche, Elda, Los Almendros, Monóvar, Orihuela y Villena.
En el caso de la Comunitat resulta «significativo el momento en el que cayó en manos franquistas». «El hecho de caer hacia el final hizo que hubiera muchos prisioneros, lo que creó una necesidad de abrir un número importantísimo de campos de concentración con un perfil determinado: muy masificados, lo que conllevaba un sufrimiento extra por la dureza de las condiciones y la miseria, pero de duración más corta». Este fue el caso, por ejemplo, de la Plaza de Toros de València, que cumplió esa función durante algunas semanas, apunta.
«MANTO DE SILENCIO»
El autor ha subrayado el «silencio» que existe en torno a esta parte de la historia española --"una anomalía respecto al resto del mundo», recalca-- y reconoce que a él mismo le ha sorprendido «la magnitud» de los campos identificados. En este punto, ha hecho notar que a raíz de la «visibilidad» que la obra ha dado a esta realidad hay personas y familias que «empiezan a hablar ahora de ello, algo que no habían hecho antes porque al castigo que sufrieron las víctimas se ha sumado el manto de silencio y de criminalización sobre ellas».
Este «desconocimiento» hace que, en opinión del autor, España esté «menos preparada para afrontar el auge de la extrema derecha». «Hay una amenaza muy seria que se está dando en países de todo el mundo, pero hay una gran diferencia en cómo afrontarla: mientras en España no conocemos realmente lo que sucedió, en otros países como Alemania los estudiantes visitan los campos de concentración del nazismo y lo que pasó está en los libros de texto, de historia y los medios de comunicación», ha resaltado.
Por eso, considera que, «aunque en España hay una parte de voto a la extrema derecha por razón ideológica, también hay otra que se debe a una ignorancia histórica por haberse tragado el relato franquista de una dictadura blanqueada». «Estamos pagando la irresponsabilidad profunda de algunos políticos democráticos que no hicieron su trabajo», ha lamentado el autor, que se ha referido como un momento clave «desaprovechado» la mayoría socialista en el Gobierno de 1986.
12 comentarios
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La verdad ha de ser bienvenida. Esclarecer siempre es bueno, sean en este caso de un bando u otro. Aunque ha habido un bando que dispuso de mas de cuarenta años para sacar los colores al otro. Que además no pudo decir nada. Por eso es normal que ahora salgan los estudios de quienes no pudieron decir nada. Y no ha escandalizarnos que salgan trapos sucios de unos y de otros. Siempre y cuando sean documentados y ciertos. No vale atribuir sin pruebas y quedarnos tan panchos. El "y tú mas" no sirve para que nunca mas se repitan actos y situaciones del 36 y posteriores.
Ahora que escriba un libro de todo lo que hizo el comunismo, la izquierda, y que no se le olvide gracias a quienes tuvimos una Guerra Civil.
Debe ser una porquería de libro mal documentado porque en Formentera hubo un campo llamado La Sabina y allí estuvo mi suegro y ni lo mencionan.
Que noticias tan antiguas. Lástima que no se sepan hace tiempo ahora quedan algo atrás....
Que usted defienda al dictador y culpe de ello a los represaliados ya indica que tipo de persona es, es como los que culpan a las mujeres víctimas de malos tratos en lugar de a los agresores
Y para cuando, un libro que cuente las más de 10 mil checas clandestinas donde la izquierda revolucionaria, torturó y asesinó a miles de inocentes. A... es que esa verdad, no desea ser contada?. Si se busca la verdad, se tiene que contar todo lo ocurrido en los dos bandos. Que ahora alguien salga a decir que todos los que estaban en esos campos eran simples inocentes, no es verdad. Ya han pasado más de 80 años, y aun hay personas, que creen, que viven en 1931. El franquismo, o mejor dicho, la aparición de Franco en la vida política en España, fue consecuencia de la izquierda retrograda, que desde 1931 a 1939, se dedicó a perseguir y asesinar literalmente a todo aquel que no fuese revolucionario. Inclusive, en la Bercelona de 1937 la misma izquierda radical se entabló en su particular guerra civil interna. En resumidas... todo lo que hizo Franco, fue causado directamente gracias al papel la izquierda retrograda en España.
"max888" A los que son como usted no interesa. La mayor trtopel´ ia del franquismo es la impunidad. Y eso es a gracias a los silencios insoportables. Libros como este sirven para dejar de estar ciegos o peor aún, no querer ver que no se pueden cerrar heridas que no curaron. Que el PP , hererdero directo de aquello, pidiera perd´pon, algo que jamás ha hecho, sería un primer y necesario paso. Quien niega es cómplice de tamaña ignominia
De los muchos campos de concentración que también hubo en la zona republicana, ¿cuántos saca en el libro?.
Ya ven que lo dicen.sin tapujos. A votar el dimongo para que se queden con las ganas Los medios lo ocultan, per busquen lo que le han hecho hoy en Manresa a un pobre chico de dieciséis años, por ser de las Joventuts Republicanes.
Viene que es historia de ESPAÑA y hay que decirlo alto y claro para que no vuelva a ocurrir.