Este viernes coincidieron cinco cruceros en Palma. | Gabriel Alomar

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Megacrucero es sinónimo de contaminación. Esta fue la principal conclusión de la jornada de debate que tuvo lugar este viernes en el centro palmesano Flassaders, en el que participaron expertos de Alemania, Italia, Bélgica y organizaciones e instituciones locales para analizar el impacto del turismo de cruceros en los puertos del Mediterráneo, en este caso en Palma.

Las asociaciones Tramuntana XXI, grupo ecologista GOB, Amics de la Terra, Ecologistas en Acción, Terraferida, Ciutat per a qui l'Habita y Autopistes No, fueron las organizadores de la jornada.

Todos los participantes coincidieron en que hay una preocupación generalizada sobre esta cuestión, de ahí que ayer se adoptara una hoja de ruta para concienciar y presionar a las administraciones y navieras.

La Plataforma Contra los Megacruceros de Mallorca anunció que creará un comité de expertos medioambientales, sociales y económicos que asesorarán a la entidad en sus negociaciones con la administración pública, según señalo el secretario de Palma XXI, Jaume Garau.

Jornada de cruceros en el centro FlasadersFOTO: BOTA

Garau recalcó que, con esta conferencia, Palma se convierte en el epicentro de la lucha contra los megacruceros, «que no son un problema local, sino algo global», sobre el impacto medioambiental, económico y social que producen estos grandes navíos en Palma, «que es la ciudad más contaminada por las emisiones de estos navíos, solo por detrás de Barcelona», dijo.

También se acordó de pedir a la Autoritat Portuària de Balears «más transparencia y accesibilidad» en relación a este asunto, ya que los gestores del puerto palmesano se «han equivocado en la manera de atraer con bonificaciones a un mayor volumen de cruceristas a la ciudad en los últimos años. Garau pidió su eliminación y que Puertos del Estado comience a actuar para controlar la actividad de los cruceros.

Las propuestas que se acordaron para controlar y evitar el aumento del turismo de cruceros en el puerto de Palma se centran en estos puntos: limitar un crucero al día, aumentar el pago del Impuesto de Turismo Sostenible (ecotasa), declarar el Mediterráneo como zona libre de emisiones de gases contaminantes y eliminar las bonificaciones para captar más cruceros.

Garau criticó la estrategia de Puertos del Estado de «poner una alfombra azul con todo tipo de rebajas de tasas y bonificaciones a las navieras».
Equivocación

Todos los participantes en la jornada coincidieron en que la estrategia que impera en estos momentos con los cruceros «está equivocada y va en contra de los puertos y de los propios residentes de las ciudades portuarias».

Respecto a la adopción de una normativa supraestatal, los expertos se mostraron partidarios de crear un área de control de emisiones (ECA, en sus siglas en inglés) en el Mediterráneo. Esta medida comportaría implantar requisitos más estrictos paras las emisiones de azufre y óxidos de nitrógeno de los buques.

Esto obligaría a los buques a usar combustible con un contenido de azufre inferior al 0,10%. Esta cuestión, pese a todo, tiene que debatirse y consensuarse en el seno de la Organización Marítima Internacional (OMI).