En 2018 también se alcanzó en las Islas el porcentaje más bajo de la última década de población en riesgo de pobreza o exclusión social, del 18,1 %. Para lograr esta cifra el INE utiliza el indicador AROPE, que se usa en la Unión Europea, y que agrupa tres componentes que miden pobreza, carencia material y baja intensidad de trabajo en el hogar.
Este descenso de las tasas de personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social puede atribuirse a la mejora económica de la sociedad, que encadena varios años de crecimiento, y a que este incremento del Producto Interior Bruto (PIB) empieza a trasladarse al conjunto de la ciudadanía. Hay que tener en cuenta que los convenios colectivos de los sectores con más trabajadores en las Islas han firmado aumentos salariales en los últimos años y que el sueldo medio de Baleares se sitúa entre los que más han subido del Estado en el último año.
En los últimos meses Baleares ha registrado niveles máximos de empleo. Pese a que todavía hay más personas en paro que antes de la crisis, el pasado mes de julio Baleares alcanzó un récord de ocupación laboral por cuarto año. En cualquier caso, los sindicatos no cesan en sus reivindicaciones de que se debe mejorar la calidad del empleo, al considerar que la precariedad todavía es muy presente.
Precisamente el informe anual que realiza Càritas incide en esta cuestión. Dicho informe hace referencia también al elevado precio de la vivienda en las Islas, lo que dificulta el día a día de muchas familias, que se ven obligadas a destinar una parte importante de sus ingresos al pago del alquiler o a la cuota hipotecaria, además de abonar las correspondientes facturas energéticas, de agua y de la comunidad.
Según indicó el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, la salida de la crisis ha sido desigual y «se han acentuado los extremos, de forma que los ricos lo son más, y los pobres, también». Hace solo unos meses que alertó de que la situación de la Isla «es de las más graves de España» ya que «aumenta el número de familias con ingresos provenientes de un trabajo que no llegan a final de mes». Una situación que atribuyó, sobre todo, al encarecimiento de la vivienda y a la precariedad laboral. Según explicó el obispo, se trata de familias mallorquinas, cuyos ingresos oscilan entre los 800 y los 1.000 euros mensuales, que sufren lo que se denomina «pobreza invisible».
13 comentarios
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Es cieeto que muchos no quieren trabajar, pero tambien son muchos que si que estan en serio riesgo de probeza, unos por la edad, enfermedad o las precarias prestaciones de las mujeres viudas y que los familiares no quieren saber nada de ellas.
Me gustaría saber cómo se registran estas cosas.
Discrepo totalmente de esta noticia y no hace falta extenderse ,basta con dar una vuelta por Palma y observar para darse cuenta de la decadencia y pobreza esta detrás de cada esquina.....
Y además de las verdades de todos los comentaristas de este artículo, paredes, puertas de garajes, puertas de casas pintadas de vandalismo a lo que ellos llaman grafitis, meadas de perros por todas partes, excrementos de perros, jóvenes y no jóvenes bebiendo alcohol por las calles, suciedad por doquier, etc.etc.etc. Ahora esto si a pagar tasas, impuestos, y tributos como si viviéramos en un pais civilizado del primer mundo. Un cordial saludo paisanos.
Creo que UH se encarga de juntar a todos los carcas fachas en los comentarios.
Solamente somos más pobres cada vez quienes tenemos nómina, a los vagos y vividores les va bien de todas formas. El estado está para ayudarles a ellos pagando los demás.
A esos en mi pueblo les llaman vagos. Aquí no trabaja quien no quiere. Pero es mejor estar siempre llorando tirado en el parque.
Y eso que España nos sigue robando cada año millones y millones.
No se lo cree ni el ejército medieval de altos cargos metidos con calzador en el Govern, Consells y Ajuntament.
Se lo debemos a las políticas neoliberasles del PP,PSOE.