Por motivos del corazón lo hicieron 2.311 personas, solo 14 más que por algún tipo de cáncer. La mortandad por esta causa aumenta año tras año y afecta más a los hombres que a las mujeres. Si se tienen en cuenta ambos sexos, el más común es el de tráquea, bronquios y pulmón y en 2018 afectó en Baleares a tres hombres por cada mujer.
Fallecieron por esta dolencia 368 varones y 116 féminas, la mayoría mayores de 60 años.
El tumor maligno de pulmón fue el mayoritario entre los hombres de las Islas y provocó la muerte de más del 26 % de los finados por cáncer. Le siguieron el de colon y el de próstata, con 119 y 98 casos, respectivamente. En total, en 2018 murieron 1.404 hombres por cáncer.
En el caso de las mujeres, el cáncer de mama es el que provocó más muertes por este tipo de dolencias, pese a las campañas de prevención y a las mejoras experimentadas en este campo en los últimos años. Un tumor maligno de mama provocó la muerte a 135 mujeres de las Islas en 2018, poco más del 15 % de féminas que fallecieron por cáncer. La mayoría eran mayores de 50 años. Los otros tipos más comunes fueron el de pulmón y el de colon, por delante del de útero y de ovario, como se aprecia en el gráfico adjunto.
Respecto de las enfermedades relacionadas con el corazón, provocaron la muerte a más mujeres (1.241) que a hombres (1.070), aunque fallecieron el doble de varones por infarto de miocardio que féminas. En cambio, las dolencias hipertensivas afectan más a ellas que a ellos.
Entre las causas externas a la mortalidad, las caídas accidentales superaron a los suicidios. Y de las 71 personas que el pasado año decidieron quitarse la vida, más del 76 % eran hombres.
Llama la atención que entre los jóvenes de 15 a 29 años fallecidos en 2018, se registró la misma cifra (12) por suicidio que por accidente de tráfico.
2 comentarios
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Pues las mujeres fuman tanto o más que los hombres. Hay enfermedades como el cáncer de pulmón, la cirrosis o el SIDA que en la gran mayoría de casos se pueden evitar cambiando algunos hábitos de vida a tiempo (o no habiéndolos tenido nunca) y quienes las padecen o han padecido eran conscientes del riesgo que corrían con según que costumbres. Si determinados artículos se gravasen con el quíntuple de impuestos o la sanidad pública dejara de atender nuevos casos de según que enfermedades a partir de determinada fecha y que fueran causadas por los malos hábitos del paciente se podría invertir el mismo dinero en prestaciones necesarias para personas que padecen enfermedades congénitas, como pueden ser algunos casos de miopia magna, en las que el paciente no tiene ninguna culpa de ellas, y que no recibe ninguna subvención para pagarse las prótesis. Hay algo peor que la ignorancia: el empecinamiento en consumir o hacer algo que se sabe que es malo.
Claro con tantos bares y tantas estufas de butano por las calles , ya no nos queda aire puro para respirar .