Un grupo de voluntarios prepara los lotes que después será repartidos entre los colectivos más desfavorecidos. | Pilar Pellicer

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En una situación normal, este reportaje resumiría los 25 años del Banco de Alimentos de Mallorca marcados por la solidaridad y el compromiso de los voluntarios y los trabajadores que forman el equipo. Pero el actual escenario que deja la crisis del coronavirus ha trastocado por completo el día a día de esta fundación. Ahora se mueven a contrarreloj con menos de diez voluntarios para que la comida siga llegando a los hogares más vulnerables.

«Un día antes de que el Gobierno central anunciara la paralización de todas las actividades no esenciales, nosotros ya notamos una reducción en las entregas. Teníamos previsto recibir a 22 entidades beneficiarias y solo acudieron seis», explica el presidente del Banco de Alimentos, Jesús Quilis. Ahora, su principal preocupación es la post-crisis sanitaria, «porque creemos que la situación será muy crítica, y nuestra responsabilidad es mantener el almacén lleno para cuando eso pase».

Situación

El Banco de Alimentos está abierto de puertas para dentro. Su actividad ha menguado desde que comenzó el confinamiento: «El 90 % de nuestros 25 voluntarios activos son mayores y están aislados en sus casas. Así que ahora mismo somos muy pocas personas las que sacamos la actividad adelante. Hacen un trabajo doble para poder repartir los alimentos», lamenta Quilis. La Fundación distribuye diariamente una media de 1.500 kilos, teniendo en cuenta que en una situación normal llegan a los 4.000 por día.

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Sin embargo, no todo han sido malas noticias. Cada vez, más entidades quieren colaborar con el Banco. Hasta ahora, unas 26 empresas y otros bancos de alimentos a nivel estatal ya se han involucrado con ellos y les han entregado miles de kg de alimentos para que sean distribuidos en Mallorca. Desde la Fundación reiteran su colaboración diaria con todos los comedores sociales de Palma. Asimismo, el Banco y el Govern se han unido de la mano ante este nuevo escenario. En concreto, han destinado 1.000 kilos de alimentos a los ayuntamiento de Andratx e Inca. Y en este último municipio esta semana se ha efectuado otra segunda entrega con otros 1.000 kg. «Hemos acordado que los consistorios nos llamarán cuando necesiten más alimentos». Luego, los propios ayuntamientos reparten las cestas a las entidades.

Tanto el presidente del Banco, Raimundo de Montis, como el propio director se muestran «muy preocupados» por el escenario que vendrá una vez termine este confinamiento. Por ello, están elaborando un plan estratégico y «tomando medidas de actuación, porque si ahora el 15, 4 % de la población mallorquina está por debajo del umbral de pobreza, tras esta crisis la cifra aumentará», sostiene Quilis. Asegura que reciben muchos productos de empresas que cooperan con el Banco en estos momentos. Gracias a ellos, destacan, pueden preparar también un buen almacén «porque creemos que el numero de entregas se duplicarán cuando esto acabe».

El Banco cumple 25 años en un momento atípico

El Banco de Alimentos está celebrando un cumpleaños atípico por esta situación extraordinaria que afecta al mundo entero. Con este escenario, continúan repartiendo alimentos a los más necesitados de Mallorca, aunque reduciendo su producción.

Desde su sede, ubicada en Mercapalma, repartían una media de 4.000 kg de comida al día. En 2019, distribuyeron 1, 6 millones de kilos. Una gran parte provenían de ‘operaciones kilo' y de la ‘Gran Recogida', que en noviembre del año pasado recaudaron 94.000 kilos.