La nueva normativa obliga a los empleados a llevar guantes y mascarilla, especialmente si no pueden mantener la distancia de seguridad. Además, en algunas obras se ha reducido de personal para evitar contraciones de gente. | M. À. Cañellas

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Cuando los empleados llegan a la obra, a las 8 de la mañana, se ponen la mascarilla y de uno en uno entran en su caseta para medirse la temperatura. Cada vez que se hacen la prueba limpian con alcohol la punta plateada del termómetro, evitando cualquier posible contacto con el virus. A continuación se limpian las manos, se ponen los guantes, luego el casco y, ahora sí, empiezan la jornada. Esta es la rutina que siguen —o que tendrían que seguir, puesto que no se hace en todas las obras— los trabajadores de la construcción, que esta semana han reanudado su actividad tras los quince días de confinamiento duro.

«Cumplimos estrictamente todo lo que se nos ordenó», asegura Enrique González, el encargado de una obra en qué construyen un chalet de lujo en la parte alta de Son Vida. Efectivamente, los cuatro empleados van equipados con guantes y mascarilla y mantienen una distancia de seguridad generosa. «Antes éramos siete trabajando, pero decidimos reducir el número para que hubiera más distancia entre nosotros», observa el encargado.

En Son Vida, la construcción va a todo gas y no muy lejos otros obreros levantan un segundo chalet. A las diez tomaban el desayuno, de manera que llevaban la mascarilla atada a las orejas pero por debajo de la barbilla, para poder comer. «Pero fíjese en que se han separado y cómo guardan varios metros de distancia entre ellos», apunta el encargado, Pep Mestres. Mestres comenta que antes de la crisis comían juntos y que ahora no solo toman el desayuno por separado sino que, de acuerdo con las nuevas normas laborales, hacen jornada continua y, por lo tanto, cada uno almuerza en su casa. En esta obra también han reducido el número de empleados para evitar concentraciones. «Antes del ‘parón' éramos el doble».

palma report obras construccion - coronavirus foto miquel a c

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«Permiso retribuido»

El sector de la construcción no se ha podido acoger a los ERTE. Al ordenar la paralización de la actividad, el Gobierno decretó que sus trabajadores tendrían derecho a un «permiso retribuido» y que más adelante, dentro de 2020, deberían devolver las horas que no habían trabajado y sin embargo habían cobrado. «Aun no hemos acordado cómo resolverlo, pero conozco a los obreros y a la empresa y estoy seguro de que no va a surgir un problema por ese motivo», asegura Mestres. González tiene otra opinión y critica que la devolución supondrá una pérdida de renta para los trabajadores. «Aun no lo hemos arreglado, pero la empresa ya nos ha comunicado que rechaza descontar estas horas de las vacaciones, como le habíamos planteado. Creo que las van a descontar de las horas extra que podamos hacer más adelante, lo que se traducirá en menos ingresos para nosotros. Si a esto le añades que estuvimos dos semanas sin poder hacer horas extra por culpa del ‘parón'... Recuerde que un obrero gana mil y pico de euros al mes, las horas extra suponen un ingreso que se agradece mucho...», lamenta.

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En el Camí dels Reis, entre Son Rapinya y sa Vileta, una empresa renueva las aceras y otra sustituye el alumbrado. Como en Son Vida, los operarios van con mascarilla –aunque algunos, relajados, la llevan por debajo de la barbilla– y guantes y mantienen la distancia de seguridad. Gerardo Campos, encargado de una de las obras, asegura que han extremado las medidas. «Ahora limpio la ropa cada día al llegar a casa. Tengo cinco hijos y para nada quiero que se contagien», señala. Justo al lado, hay unas obras paradas de un edificio de viviendas. «Estos no han reanudado la actividad. Supongo que porque eran muchos –había fontaneros, electricistas, encofradores y otros operarios faenando juntos– y les debía resultar imposible trabajar respetando la distancia de seguridad», especula.

Un trabajador de la otra obra comenta que un policía de paisano acababa de levanta acta por no cumplir las medidas de seguridad. «Tenemos todo el material de protección, pero me he bajado la mascarilla un instante cuando faenaba con la pala, estando solo dentro del vehículo, y el policía ha sacado los papeles».