Yin Wen Jun. | Redacción Local

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Mientras tiendas, bares y restaurantes de la Isla están abriendo sus puertas en cuanto llegan las nuevas fases de la desescalada, los negocios regentados por empresarios chinos están tardando más en hacerlo. De hecho, fueron los primeros en bajar la persiana, a tenor de lo que estaba sucendiendo en su país de origen y observar que la misma situación se estaba replicando en la Isla.

Así lo confirma Yin Wen Jun, presidente de la Asociación de China-Islas Baleares (ACHIB), que desde el primer momento ha estado colaborando con la sociedad mallorquina con donaciones de mascarillas para diferentes colectivos.

¿Cómo se está produciendo la apertura de los negocios chinos?

—En general, están abriendo poco a poco. La gente tiene miedo, están pendientes de las noticias. Pero es cierto que al tener problemas con la lengua, no saben exactamente cuándo ni cómo tienen que abrir.

¿Qué porcentaje están abriendo de tiendas y restaurantes chinos han abierto ya sus puestas?

—Ahora mismo hay un 80 por ciento de establecimientos cerrados. Mientras que en el caso de los restaurantes todavía están cerrados un 60 por ciento.

Durante la fase 0, bares y restaurantes podían trabajar si se decantaban por el reparto a domiclio o la venta de alimentos para comer fuera. En el caso de los restaurantes chinos, con gran tradición de envío a domicilio, era prácticamente imposible conseguir que enviaran a casa. ¿A qué se debía esta dificultad?

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—Para empezar, los restaurantes chinos no tienen terraza. Por otro lado, los restauradores chinos tenían miedo del contagio a la hora de llevar a cabo el reparto de comida a domicilio.

¿Por qué el proceso de apertura de sus empresas está siendo más paulatino que el resto del tejido empresarial mallorquín?

—Les cuesta más abrir porque están a la expectativa de cómo evoluciona la situación. Además, si no entra el turismo, hay negocios de costa que no tienen clientes. Es cierto que los chinos tienen miedo. No se sienten seguros, muchos no tienen muy claro cómo son las fases de desescalada.

¿Por qué los ciudadanos chinos tienen tantas reticencias a la apertura de sus negocios?

—Hay un tema de desconocimiento del idioma, por lo que el empresario chino no entiende cuándo y ni cómo puede abrir. Pero también sienten temor después de la situación que se ha vivido en China. Por otro lado, hay gente que no está preparada para recibir a sus clientes. No disponen de geles o mascarillas para recibirles y les cuesta poner en marcha estas medidas de seguridad.

¿Les ha pesado la situación tan difícil que han pasado antes en su país?

—Todavía no ha terminado el virus. Estamos muy pendientes de lo que pasa en China y hay temor a las personas que no respetan las normas y haya más contagios. En cuanto a la acusación de que ha sido un virus creado por el Gobierno chino, eso es solo una mentira de los políticos.