En todo este tiempo Valtònyc ha recabado un número similar de filias y fobias. | Twitter

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Para algunos, incluido él mismo, Valtònyc lleva dos años en el exilio. Para otros es un fugado de la Justicia, tras su condena a tres años y medio de prisión por delitos de enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona, y amenazas no condicionales.

Este lunes 25 de mayo se cumplen dos años y un día del vencimiento de la fecha límite en la que Josep Miquel Arenas debería haberse presentado en prisión para cumplir su condena. El propio Valtònyc lo ha recordado así en las redes sociales.

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En lugar de eso prefirió evadirse de la acción policial y de los tribunales españoles, y trasladar su residencia a Bélgica, dando así inicio a otro largo periplo judicial, el de su extradición, que todavía no ha concluido.

Este mismo lunes Valtònyc ha recordado esa circunstancia en las redes sociales. Al principio del proceso judicial que acabó en una condena en la Audiencia Nacional era tan solo relativamente conocido en Mallorca. Hoy roza los 94.000 seguidores en Twitter y no pocos lo tienen como un referente de lucha por la libertad de expresión y de dignidad. Otros tantos no han dejado de considerarlo un criminal, como acredita su hoja de antecedentes penales.

En todo este tiempo Valtònyc ha recabado un número similar de filias y fobias, ha protagonizado mil y una polémicas y ha puesto frente al espejo la eterna división. Las dos Españas, las dos Mallorcas, se agitan una vez más reflejadas en la historia de Valtònyc y en su relato.