«En el juicio oral para disponer las medidas temporales hasta que se decida la custodia definitiva, el abogado del padre del niño incidió en mi condición sexual. El padre y su letrado pidieron que yo no pudiera ver al menor porque consideran que soy una perturbación para el niño. Y además, señalaron que era una vergüenza llevarlo al desfile del Orgullo Gay», dice Alcón.
El joven, residente en Inca, ayuda a su amiga en el cuidado del menor, acompañándole en las visitas al médico o yendo al colegio para recogerle. «Han pedido que incluso deje de ver al niño», dice indignado Alcón, que ha denunciado al letrado y al juez, al permitir estas declaraciones en la vista oral. La Fiscalía del Consejo General del Poder Judicial (CPGJ) ha admitido a trámite la queja que presentó Alcón por homofobia. «El abogado del padre dice que no puedo acercarme al niño porque no soy ningún familiar, estoy casado con otro hombre y, por ese motivo, no quieren que tenga relación con el menor», denuncia Alcón, que ha solicitado ayuda al Servicio de Igualdad de Trato contra Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía Provincial de Baleares.
Certificado
David Alcón se muestra dolido porque «me prohíben acercarme a un menor por el simple hecho de ser homosexual. Pero es más desolador ver cómo el magistrado permitió durante varios minutos, en público, que se me discrimine no solo a mi persona, sino al todo el colectivo LGTBI».
David Alcón, que cuenta con la asesoría legal del bufete de abogados Lex Litis, asegura que ha recibido el apoyo del Montaura, el equipo de fútbol que entrena en Mancor del Vall.
«Creo que esta petición se ha hecho única y exclusivamente para hacer daño. A la madre se le han pedido el certificado de antecedentes penales y pruebas toxicológicas. Incluso a mi pareja y a mí nos han pedido certificado de antecedentes de delitos sexuales e insisten en que no quieren que el hijo de mi amiga que esté conmigo porque soy homosexual», cuenta.
Mientras tanto, David Alcon recuerda que nunca se había sentido tan discriminado como en esta ocasión vivida en los juzgados de Inca.
«El niño tiene diez años y me llama tío David y mi marido es el tío Mario. Soy un apoyo para su madre, mi mejor amiga, y pido al juez que me deje testificar para poder defenderme».
Ahora espera al juicio para decidir la custodia del niño y ha denunciado el delito de odio tanto en la Fiscalía como en la CGPJ por discriminación por su orientación sexual. Una discriminación que ni el propio niño termina de entender.