El personal del Restaurante Vogamarí, tomando las precauciones sanitarias anticovid. | Toni Ruiz

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El pasado 14 de agosto, el Govern Balear hizo cerrar el quiosco Pirata en ses Illetes al tener empleados a trabajadores que debían estar guardando cuarentena. Si a este hecho le añadimos el brote de la escuela vela y el aumento de casos, ya tenemos el caldo de cultivo para que la rumorología desate un ‘runrún' continuo, que en ocasiones puede llegar a ser muy dañino.

Todo empezó hace un mes, cuando el equipo del Restaurante Vogamari de Migjorn tuvo que salir al paso de rumores de un caso positivo entre su personal. El dueño, Toni Mayans, explica que «no había ningún indicio que pudiese generar esos comentarios, pero para despejar cualquier duda, todo el personal nos sometimos a las pruebas PCR y dieron negativo. Así lo publicamos en las redes sociales para recuperar la confianza de nuestros clientes».

Más reciente ha sido el desmentido que ha tenido que hacer, Carlos Tur, del Restaurante s'Avaradero des Pujols, también afectado por los rumores de positivos en coronavirus entre sus empleados: «La gente no es consciente del daño que pueden hacer a un negocio haciéndose eco de ese tipo de rumores».

Esta misma semana, en concreto el miércoles, cerró un establecimiento muy popular en La Savina por sus menús del día: La Mota. Su gerente, Claudio Escandell, explica que: «Una camarera tuvo un fuerte dolor de cabeza y la mandamos a su casa, por prevención. Algunos empezaron a rumorear que la chica tenía el virus. Decidimos cortar por lo sano, cerramos, se hizo una desinfección total y todos nos hicimos las pruebas, que han salido negativas y ahora ya podemos seguir funcionando con tranquilidad». Escandell se muestra preocupado ante este tipo de comentarios: «Pueden arruinar la temporada a un restaurante y perjudican a toda la isla. No es un tema con el que se pueda jugar. Este virus es muy serio y tenemos que tener mucho cuidado y responsabilidad».

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Pirata y Molí de Sal

El quiosco Pirata de Illetes fue obligado a cerrar el pasado viernes 14 de agosto, cuando en una inspección descubrieron que varias personas seguían trabajando en el establecimiento a pesar de que habían dado positivo y estaban obligadas a cumplir la cuarentena que les habían indicado los servicios sanitarios. El Govern anunció que el establecimiento podría volver a abrir, después de una intensa desinfección y de constatar que ninguno de sus trabajadores era portador del virus, pero sigue cerrado al público y se desconoce cuándo volverá a abrir. Las autoridades sanitarias han pedido la colaboración de los clientes que habían visitado el Pirata en las fechas anteriores al cierre y les pide que se sometan a las pruebas PCR para evitar nuevos contagios.

El emblemático Molí de Sal, que es del mismo propietario que el Pirata, anunció el jueves, que cerraba preventivamente durante dos días, para «proceder a la desinfección total del restaurante y la realización de pruebas PCR para todo el personal». Este periódico intentó contactar en diversas ocasiones con los responsables del restaurante, pero estos manifestaron que no querían «hacer declaraciones y que no sabían cuándo volverían a abrir al público».

Otro de los establecimientos de Formentera más conocidos internacionalmente, el Juan y Andrea de ses Illetes, anunció el viernes en las redes sociales su cierre para el 30 de agosto: «Ahora, por prudencia, creemos que una vez superada esta temporada atípica, es momento de parar y cuidarse».