Imagen de una liebre. | Archivo

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El Servicio de Caza y Pesca Fluvial del Consell de Mallorca ha analizado con carácter provisional y de urgencia los datos obtenidos en los censos de liebre de esta primavera y verano y ha detectado una bajada drástica y repentina de la población.

Según han indicado este sábado en un comunicado, el factor determinante de esta situación es el alta incidencia de la mixomatosis, una enfermendad que afecta a los conejos y a las liebres, por lo cual el Consell considera necesario tomar medidas inmediatas.

Los índice que indican la abundancia de la especie por kilómetro (conocido como IKA) es de 0,72 el 2020, mientras que en 2018 fue de 2,01.

Ante estos datos, la Dirección Insular de Cooperación Local y Caza ha convocado una sesión extraordinaria del Consejo de Caza por este lunes, para modificar la orden de vedas y disminuir la presión cinegética sobre la liebre. Según han indicado, la tarea sobre el territorio del colectivo cazador ha sido clave para detectar y hacer el seguimiento de esta enfermedad.

De hecho, desde las entidades y asociaciones cinegéticas también se ha mostrado una percepción negativa de la situación (en linea con los datos) y una gran preocupación por el futuro de la especie.

En todo caso, desde la institución insular han remarcado que la transmisión de la enfermedad al ser humano no es posible en ningún caso.

Colaboración con Semilla

Durante el año pasado, en colaboración con SEMILLA y el Servicio de Ganadería-Sanidad Animal del Govern, se analizaron muestras obtenidas en toda la isla, que confirmaron casos positivos en cada comarca sanitaria (Palma, Inca, Campos, Manacor y sa Pobla).

Al mismo tiempo, el Servicio de Caza del Consell de Mallorca realiza el seguimiento epidemiológico de la mixomatosis en la liebre, una tarea enmarcada dentro del programa MixoLepus del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Dado que la población mallorquina de liebre era de las más elevadas del estado (con más de tres ejemplares por 10 hectáreas en las comarcas idóneas para la especie) y que tenía una tasa de crecimiento muy buena, el escenario no era del todo pesimista.

Sin embargo, la enfermedad evolucionó durante 2019 y la incidencia actual es muy elevada.

También han subrayado que el confinamiento no ha permitido que el colectivo cazador accediera en tiempo de veda a los cotos y terrenos cinegéticos para hacer las tareas agrícolas beneficiosas para las especies como siembras, colocación de agua o control de predadores.