Dos mallorquines, uno de ellos abogado, encuentran un cadáver en los Pirineos mientras esquían. Al día siguiente, alguien ha movido el cuerpo al otro lado de la frontera francesa. Esa es la premisa de la primera novela de Álvaro Artola, Al norte de Baqueria-Beret (editorial Distrito 9). El autor, magistrado y presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial cambia la prosa judicial por la narrativa: «Los jueces somos escritores, pero escritores jurídicos. Hacemos sentencias en las que prima la objetividad y el encaje a la Ley. Para mí, la novela supone bajar de ese estrado judicial», señala. Artola cuenta cómo la idea de escribir una novela surgió de un reto entre esquiadores; una vez escrita la movió entre concursos y fue la editorial quien se puso en contacto con él para publicarla en papel.
Los misterios de su señoría
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Ya sabemos que todo el mundo, magistrados incluidos, puede dedicar su tiempo libre a lo que tenga por conveniente. Pero sería mejor que Su Señoría dedicará más tiempo y detenimiento a estudiar las causas en las que como ponente debe dictar sentencia. De esta forma no habría dictado alguna, como una de la que tengo profundo conocimiento, que es un auténtico despropósito jurídico y en la que ni prima la objetividad y “los misterios” a descubrir, además de otros, son su encaje con la Ley y su fundamentación jurídica. Por tanto, sería de agradecer más rigor en las sentencias y menos novelas. Para novela de terror ya tuve bastante con la sentencia de la que fue ponente a la que antes me refería.