Gabriel Dols. | M. À. Cañellas

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Gabriel Dols, en nombre de la Asociación de Navegantes del Mediterráneo y de la Asociación de Navegantes de Recreo, presentó el 20 de mayo del pasado año una denuncia sobre los vertidos de aguas sin depurar procedentes de estaciones públicas que, en su opinión, «podrían ser constitutivos de delito medioambiental contra los recursos naturales, flora, fauna y salud pública». La denuncia ha dado origen al informe del Seprona.

Dols considera que a la vista de las conclusiones de la investigación realizada por la Guardia Civil «queda claro que no era sólo una quimera de los navegantes, y la tesis que hemos defendido siempre de que la posidonia no era lo que les importaba».

Para el representante de la Asociación de Navegantes tras conocerse el resultado de las investigaciones de la Guardia Civil, considera que «el sentido común no entiende que un político, excusándose en el interés medioambiental, pueda legislar aún sabiendo que pone en peligro a la propia Administración sólo para contentar a la parroquia», y a continuación añade que «ahora la Justicia ya dispone de otro elemento más para decidir. Lo que decida bienvenido será».

A modo de conclusión, Dols declara que «me reafirmo en lo que pienso acerca de la gestión medioambiental del Govern, que su mano ha de ser para intentar que el ciudadano se conciencie y forme parte activa de la solución, no como hasta ahora que la utilización para señalarlo como culpable de los males y ya vemos el resultado». También precisa que «nosotros, como saben algunos que ahora gobiernan, les defendemos y ayudamos en lo que está en nuestra mano, en temas que nos beneficien a todos. Mientras pese más la política que el medioambiente mal vamos, hay que buscar consensos y ceder todos un poco; las posturas extremistas y sin consensuar nos llevan a esto».

Uno de los aspectos más llamativos de la denuncia que se interpuso en mayo del pasado año es que del total de las depuradoras autorizadas en Balears, nueve, ninguna correspondía a las instalaciones que gestiona Emaya y que vierten a la bahía de Palma.