Las psicólogas recomiendan recurrir a un profesional si se puede costear la sesión. Además, apuestan por potenciar el autocuidado y alejarse de las redes sociales, buscar actividades placenteras y ‘hobbies’ y refugiarse en una red de apoyo cercana. | Ultima Hora

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Las consultas de los psicólogos están a rebosar de una población que ya no puede más. Especialmente en algunos colectivos que han estado desde el primer momento al pie del cañón. La ansiedad se ceba con el personal sanitario, trabajadores y educadores sociales, personal de residencia o incluso periodistas, que han estado desde el minuto cero trabajando y contando el relato de la pandemia de coronavirus.

«Con los psicólogos ocurre igual. Son profesionales que sostienen al otro y los problemas te los llevas a casa. Desde el Col·legi de Psicòlegs de Balears hemos tratado de dar un soporte pero debería ser el IB Salut el que atienda las necesidades emocionales de estas personas», cuenta la vicepresidenta de la institución, Mariona Fuster.

Fuster lamenta que «la única solución que se da a los problemas emocionales es una respuesta farmacológica. El consumo de ansiolíticos ha crecido un 20 por ciento, sobre todo en el confinamiento. Especialmente en la población femenina. En el caso de los hombres, consumen más alcohol u otras drogas».

La ansiedad ante un peligro que está en todas partes e incrementa los problemas emocionales. Sin embargo, «la atención de la salud pública ha sido muy limitada y la atención en un centro privado tiene un coste importante que no todo el mundo puede afrontar». La economía, el fallecimiento de familiares, la pérdida del empleo o los negocios y la situación sanitaria han ido sumando elementos de estrés en la población durante muchos meses.

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Por su parte, la psicóloga Susana Ivorra advierte que «la ansiedad sostenida en el tiempo produce síntomas de depresión. Si en la primera oleada se disparó la ansiedad, ahora llevamos meses sosteniendo la incertidumbre y el miedo. La gente va cayendo y se viene abajo». Problemas para dormir, tristeza, apatía o irritabilidad son síntomas de una depresión en ciernes.

«Muchos sanitarios acuden a la consulta con una sensación de tristeza, agotamiento e impotencia al ver cómo ellos trabajan día a día en los hospitales y luego hay otros que tienen una actitud irresponsable».

Ivorra advierte de la necesidad de compartir estos sentimientos, «estamos en mitad de una pandemia y hay muchas personas que también se sienten así. Es importante compartirlo porque aligera la carga muchísimo». Ivorra advierte que las consultas de los psicólogos «están colapsadísimas».

Las soluciones para sobrevivir a la ansiedad de estos tiempos pasan por «vivir el presente, estar en el día a día. Es importante informarse pero al final, tanta sobreinformación nos intoxica. Debemos limitar esa sobreinformación y tratar de mantener rutinas, hacer ejercicio físico y mantener nuestros hobbies», dice Fuster. Para aquellos que están en el paro, «deben intentar mantener la rutina y la mente optimista, buscando las soluciones y dejar de centrarse en el problema».

Ivorra aboga por «potenciar el autocuidado, tirar de la red de apoyo, no responsabilizarnos de lo que está pasando y pensar que de esta saldremos todos juntos con nuestros seres queridos».