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Feminista de cuna, hace tiempo que Sonia Vivas fue devorada por su propio personaje y pasó a prestarle un flaco favor a un movimiento que siempre ha necesitado reconocimiento, sensibilidad y derechos.

De un tiempo a esta parte, la regidora de Podemos en Cort parece invertir más tiempo en agitar las redes sociales que en intentar mejorar las cosas en Palma; ciudad que cada mes le abona un sueldo excelente.

A Vivas siempre le ha gustado llamar la atención. Es innegable que ha hecho cosas buenas para colectivos especialmente vulnerables, pero últimamente sus mensajes en la red se han convertido en una constante charlotada. Este lunes escribió en Twitter que «los hombres con penes pequeños suelen ser mas beligerantes...», otra estupidez que sumar a su larga lista de frases lapidarias.

A la concejala nadie debería censurar sus ideas, ni tampoco la encendida defensa de su movimiento, pero si hay que exigirle que lo haga con argumentos solidos y mínimamente serios, no con el tamaño de un pene.

Sonia Vivas olvida también que el cargo que ostenta, independientemente de ideologías, conlleva un código de conducta. Quizás no lo tenga claro, o lo ha olvidado, pero representa al ayuntamiento más importante de Baleares.