Algunos datos que creo que deberíamos conocer y de los que nuestras autoridades nos tendrían que tener al tanto: la nueva variante, que se expande con un 55 por ciento más facilidad que la clásica, presenta muchos menos contagiados asintomáticos. Prácticamente todos los que tienen la nueva variante tienen síntomas, lo cual es bastante positivo en relación con la versión clásica, porque pasa menos desapercibido.
Los síntomas que tienen los contagiados con la nueva variante son ligeramente diferentes a los anteriores: aumentan de forma bastante clara los efectos referidos a la tos y la fiebre pero, en cambio, caen los síntomas de pérdida de sentido del olor y del sabor, más habitual en la versión anterior. También sabemos que la mortalidad de la nueva variante es superior, al menos en el segmento de los sesenta años, que es el que se ha estudiado en profundidad.
Como ven, hay un millón de razones para ser transparentes en la información, porque eso permite a los ciudadanos y a los sanitarios actuar con propiedad, conociendo lo que ya es posible saber.
Hay algún aspecto de la letalidad del virus que es sorprendente y quiero comentar, aunque no tengo respuestas. La epidemia funciona con esta secuencia: primero hay un aumento de contagios; después, con un retraso de aproximadamente una semana, hay un aumento de los ingresos hospitalarios; tal vez un pelín después esto se traduce en más ingresos en las Unidades de Cuidados Intensivos y, aún más tarde, se registran los incrementos de la mortalidad. El número de ingresos hospitalarios en relación al de contagiados, el de enfermos en las UCI en relación al de ingresos en los hospitales y el número de muertes en relación con los ingresos en las UCI permiten determinar estadísticamente la eficacia del sistema de salud. A menos muertos por contagiados, más eficacia.
En ese sentido, vean estos datos: España, que lleva meses y meses con más de trescientos contagios por cada cien mil habitantes y que ahora mismo ya son ochocientos, tiene 83 muertos por millón de habitantes; Alemania, en cambio, con una disponibilidad hospitalaria que supera ampliamente la de casi todos los demás países europeos, y que nunca ha llegado a los 400 contagiados por cien mil habitantes, lleva semanas y semanas con 140 muertos por millón, muy por encima de España. De España y casi de cualquier otro país comparable, como puede ser Francia, 79, u Holanda, 67. Observen que Holanda viene de tener cifras escandalosas de contagios y, pese a ello, su mortalidad está bastante contenida. Hoy la peor mortalidad de Europa la presenta Portugal, con 250 fallecidos por millón, y eso que sus cifras de contagios aún están aumentando. En Portugal, parece inevitable, las próximas semanas serán trágicas.
Entender qué hay detrás de estas cifras es absolutamente fundamental para tomar decisiones, para mejorar la salud, para reorganizar los procedimientos. No tengo ni idea de si estos análisis se están haciendo en Baleares y en España, pero esto no depende sólo de la voluntad de los gestores sino de las estructuras. Haber dividido el Insalud en diecisiete miniorganizaciones no es precisamente lo más adecuado para disponer de equipos, instalaciones y experiencia en la gestión de una pandemia. Baleares, por muy buena voluntad que tengan los responsables del IB-Salut, nunca podría disponer de equipos como para atender la interminable casuística que tiene la salud o para investigar dónde están los fallos o las posibles mejoras. La idea inicial de la fragmentación del Insalud, hace veinte años, era que hubiera servicios de este tipo compartidos a nivel nacional, pero basta ver cómo se ha gestionado esta crisis para entender en qué ha quedado la coordinación entre las autonomías.
8 comentarios
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Que quede claro que no soy partidario, en absoluto, de la centralidad administrativa. De lo que sí lo soy es de un uso racional de los recursos disponibles. Si bien es cierto que coincido plenamente en ese anhelo de estar gestionado de forma próxima, también pienso que esa gestión debe ser racional. El problema radica en que quien debería racionalizar, es precisamente quien tiende a exagerar esa burocracia. Así, pienso firmemente que un territorio como Mallorca no debería tener Consell. Es más, debería haber 4 zonas administrativas, Palma, Inca, Manacor y Llucmajor. Ello llevaría a la desaparición de los restantes ayuntamientos. Si se mantienen los otros Consells, creo que también debería ser en detrimento de los ayuntamientos. Los avances en nuevas tecnologías y las mejoras en las redes de transporte lo hacen posible. Solo falta lo de siempre, voluntad política.
Explícales a la gente que habita el discontinuo territorio balear (Menorca, Formentera, Ibiza) que deben ser gobernadas de nuevo desde la lejana Palma por completo. Esto es una democracia representativa y es legítimo su deseo de órganos administrativos cercanos. La labor de sus consells es claramente positiva, estan mejor atendidos. No pienso lo mismo del Consell de Mallorca que posiblemente sobra. El equilibrio presupuestario es muy difícil sin tener un sistema como el vasconavarro. Repasa la historia, el centralismo de Madrid no ha funcionado nunca bien en Balears porque somos muy pequeños en relación al peso demográfico de Andalucia, Extremadura, Galicia, Cataluña o las dos Castillas y sus necesidades para Madrid siempre son prioritarias porque dan más votos. Repasa estadísticas de inversión estatal, hasta el INE lo reconoce. Las autonomías nacieron para corregir éstos desequilibrios. Con el centralismo Manacor tuvo que salir a la calle para poder tener un hospital.
Interesante análisis de @a todos los antiautonomías. También cabría hablar de todas las cosas malas que han traído y no dependen del malvado gobierno central. La introducción de las CCAA debería haber acarreado la supresión de entes ligados a la representación del gobierno centralizado ( diputaciones, cabildos y, como no, consells). Si bien es cierto que la descentralización es buena, el Govern Balear, por ejemplo, debería entender que hay un exceso de ayuntamientos, y sobran los consells. Son gasto y burocracia. De apostar por algo, yo lo hago por competencias al Govern y eliminar otros escalones administrativos.
Teneis un reflejo pálido de lo que el centralismo es: se llevan nuestro esfuerzo (80 % de los impuestos que pagamos) a otras regiones mientras no tenemos ni sanidad ni carreteras en condiciones, ni ayudas sectoriales por reconversión ni para investigación ni trenes subvencionados. Madrid es desleal con Baleares, siempre lo ha sido, está muy lejos y ni se preocupa de la periferia insular. Antiguamente -consultad cifras INE anteriores a 1983- con el estado centralizado había dos especialistas en medicina X para todo Baleares, mientras Andalucia tenía 10 y Extremadura seis. Y así todo. Hoy todavía nuestras fuentes principales de ingresos –puertos y aeropuertos continúan centralizadas y financiando aeropuertos peninsulares. La Autonomía ha `podido corregir en parte ese desnivel. Sólo en parte, pero algo ha mejorado. Es mejor que el centralismo y el menos malo de los sistemas. Y el mejor el Concierto Económico que disfrutan vascos y navarros (únicas autonomías de régimen federal en España)
Muy bien. Buena refleccion.. Quizas algún administrador del estado, en un futuro, pleente el tema y no se dedique a cambiar la fachada del paseo marítimo generando obra pública y comisiones
Ps imagináis la sanidad de Baleares dirigida desde el centralismo por Ayuso y compañía! Cuando las decisiones vienen de Madrid las vacunas se retrasan para Baleares y nos disminuyen el numero. en Alemania existen los Landers, en USA los estados y para el resto del mundo son un modelo a seguir en muchas cosas. El problema no son las autonomías quizás sea un problema mas atribuible al factor humano
La explicacion más sencilla suele ser la más probable. No es la misma enfermedad.
Las autonomías,que gran idea....para colocar politicos y duplicar la administración.