Que Armengol fuera una política resolutiva es irrelevante en este caso. Aquí cuentan los soldados, los mandos intermedios, la moral de la tropa, el espíritu de lucha. Aunque pusiéramos al mejor político del mundo en su lugar, las cosas no serían diferentes porque el líder sólo pone la cara.
Hay cuatro razones para este fracaso estructural que explica la distancia abismal que va de Australia o Nueva Zelanda a Mallorca.
En primer lugar, la información. Armengol, o quien esté en su lugar, va a ciegas. Este periódico publicaba que el Govern desconoce cómo se contagia más del ochenta por ciento de la población, por lo que las decisiones para limitar la expansión del virus son una lotería. Nuestras autoridades se enteraron de que había una nueva cepa en Londres, por la prensa y, probablemente, diez días después de que se hiciera público. Hoy hay una inundación de estudios sobre le comportamiento del virus y las vacunas y aquí nos llega poco y mal. Sin conocimiento, vamos a tientas.
En segundo lugar, los objetivos. La política en las sociedades occidentales contemporáneas tiene prioridades. Que no lo dude nadie, aquí lo primero que pedimos a nuestros políticos es que ganen las siguientes elecciones. Si Armengol resolviera el problema del virus pero perdiera las elecciones, todo el mundo la llamaría ‘fracasada'. Por eso, lo que un político ha de conseguir por encima de todo es que la gente, el votante, la masa, piense que está entregado a ayudarlos. ¡Ojo!, esto no significa que sea verdad, sino que la gente lo piense. Si encima se toman decisiones correctas, miel sobre hojuelas; pero lo importante es caer bien. Esto es lo que hay. Esto es lo que premiamos. Y esa es la lógica con la que funcionamos. Acabar con la epidemia es secundario.
En tercer lugar, hacer las cosas bien, de verdad, es imposible porque el aparato de la administración pública es inservible. Aquí –y especialmente ahora– a nadie le interesa plantear la dura realidad de que la maquinaria pública no funciona. Olvidando el asunto de los costes, constatamos su inoperancia. Apenas es capaz de cumplir con algunas obligaciones a las que se ha acostumbrado con los años, y con muchas carencias. Abordar un desafío nuevo como es una epidemia es simplemente imposible. Es verdad que muchos médicos y enfermeras trabajan a destajo y con seriedad, pero también es verdad que la maquinaria, todo lo que ha de acompañar a la sanidad es inservible. No hemos sido capaces de aislar un barrio, de extender los tests masivamente, de proteger las residencias de ancianos, de vacunar con orden, ni siquiera de comprar mascarillas para los médicos en China, que hemos delegado en un costoso gabinete de abogados. En la escenografía a la que estamos acostumbrados, siempre nos dicen que tenemos un poder público fantástico pero ellos saben, como usted y como yo, que su funcionamiento es catastrófico.
Y cuarto, lo que es una clave fundamental: el efecto imitación. Armengol nunca pudo adoptar una decisión que difiriera de lo que se hace en el resto de España o de Europa. No se lo habríamos perdonado. Aunque tuviera la seguridad de que acertaba, más vale que se equivoque con los demás a que acierte en soledad. Este es un principio sagrado. Es naturaleza humana, desde luego, pero en política es un axioma. Yo aprendí esto en el periodismo: todos los medios íbamos a una rueda de prensa y cuando yo retornaba a la redacción para escribir lo que había oído me llamaba un compañero y me preguntaba qué escribiría. Si todos decimos lo mismo, incluso aunque sea una mentira o un error, nadie nos discutirá nada; si uno se separa del camino, aunque diga la verdad, será mal mirado. Y será un mal compañero, desde luego.
Si Armengol se sincerara con nosotros, nos contaría cuán impotente se debe sentir. Pero tampoco está bien visto que lo diga, porque ha de mantener la ficción de que gobierna. El espectáculo tiene que continuar. Muchas bocas dependen de ello.
14 comentarios
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Lo que quiere decirnos es que Armengol se ha rodeado de incompetentes, pero eso no es su responsabilidad. Que su objetivo es seguir en el poder, y no hacer una buena gestión, pero no se la puede culpar porque esto es lo que hay. Que debemos resignarnos porque en otras Comunidades tienen también falsos líderes. Y que la Administración es inoperante, pero la clase política es ajena a ello porque no es quien la ha hecho así. Y añado aquí que la priorización del ajeno catalán por encima de la profesionslidad tampoco tiene nada que ver con Armengol, ¿verdad?
Vamos que no pinta nada! Pues que se vaya a su casa! El capitán del barco es el que lleva el timón! Lo que pasa aquí es que no ha sabido poner a la gente adecuada! Pero como aquí lo que importa es que los periodistas hablen bien de ti! Me da que ha mucho pasteleo por aquí!
No creo que esté siendo benévolo con la presidenta si desde el inicio deja claro que, en su opinión, "presidir la autonomía consiste en sacarse fotos, hacer como que se gobierna y esperar a que haya suerte y no te pille una catástrofe como esta"... entre decir esto o que tenemos una democracia limitada, mejorable, la única diferencia puede ser quién lo dice, y hasta eso es opinable... La pandemia ha puesto de manifiesto que urge una modernización de la Administración, de la Justicia... y que es esencial reforzar la Sanidad Pública. Pero siempre se puede defender la opinión de que la Gestión hubiera sido otra con las patronales, hoteleros y restauradores al mando y de que lo más ético es que sean los laboratorios los que decidan quiénes y cuándo se vacunan, eso sí, siguiendo las reglas de la oferta y la demanda: nos iba a salir todo más económico, si... Y, ¿para todo lo demás? ...pues eso, no? Viva la selección natural !!
Señor Mato: De toda la vida los funcionarios se quejan de lo brutalmente ignorantes y falsos que son los politicos y de que con ellos nada puede funcionar Vistos los curriculums de los personajes queda claro que los funcionarios, cualquier funcionario, les da trescientas vueltas Porque nos cuenta usted el increible y ridiculo cuento de que "la pobre" no puede hacer nada por culpa de los demas?
soy empleado público y pienso que una empresa pública bien gestionada sería muy útil para la ciudadanía. Pero, por desgracia para nosotros los empleados públicos y para los ciudadanos, estas empresas están gestionadas por 'enchufados' del partido gobernante de turno lo que, en general, se traduce en despilfarro y falta de eficacia.
El problema es que gran parte de lo público está gestionado por personas sin experiencia alguna en el mundo laboral y que su único mérito ha sido el de pertenecer al partido de turno. Personas con la única experiencia previa de haber estado de dependienta en una tienda y ser del partido de turno, de tener un pico de oro y ser del partido de turno o de echarle jeta a la vida y ser del partido de turno, colocadas como gerentes o directores generales de organismos públicos cada cuatro años, pues es lo que tiene... ¿se imaginan una empresa privada gestionada esta forma? o ¿un hotel dirigido así?
Esta mujer (no la quiero llamar señora) ya iba mal... pero al pillarle de noche de copas (después de una cena de trabajo: cena y copas pagadas por los ciudadanos) PASADO LA HORA MANDADA POR ELLA MISMA... AHÍ PERDÍO TODA CREDIBILIDAD. Mas por la caza de brujas posterior. Esta dando palos a ciego. Ella y los que "figuran" en Salud..... No tienen ni idea... ni quieren ayuda. De un equipo de ineptos a otro. Y nosotros pagamos el pato.....
carisimo, totamente incompetente y de actitud falsa, arrogante y agresiva porque saben muy bien que lo UNICO JUSTO Y NECESARIO ES SU DESPIDO MASIVO si fueran gente con objetivos en la vida, con vocacion real, con capacitaciones.... habrian huido hace mucho para no pasar una "vida" sumergida y perdida en la toxicidad y en la inmundica
Sobre todo tenemos un GENERAL DE ESTADO MAYOR huido que ni está ni se le espera cuando las cosas van mal INCAPAZ DE ASUMIR EL MANDO y con la gravedad añadida que NO QUIERE DAR A SUS CAPITANES LA COBERTURA LEGAL PARA QUE PUEDAN ACTUAR donde el SE ESCONDE
El buen líder político es aquel que sabe rodearse y se rodea de colaboradores excelentes y eficaces. Si ese líder no sabe hacer ni eso, es que es un mal líder, y como está ocurriendo, la tropa que es la ciudadanía está perdiendo, mejor dicho ha perdido, toda la empatía hacia la sra. Armengol, que al final está haciendo como el perro del hortelano que ni gobierna ni deja gobernar. Está pegando palos de ciego con las restricciones; no se ven criterios consistentes para imponerlas. No debemos olvidar que esas restricciones son ley de obligado cumplimiento, bajo sanciones importantes, no son consejos, y por tanto afectan a la vida de las personas y a sus derechos, entre ellos la economía de la que vivimos todos.