La doctora de Medicina Interna en el Hospital Universitario de Son Llàtzer, Aroa Villoslada, explica que «no hay ningún medicamento que este exento de efectos secundarios, basta con mirar los prospectos de cada uno de ellos para darse cuenta. Además la mayoría de ellos con riesgos muchas veces altos».
Villoslada precisa que otros fármacos que pueden provocar trombos son los anticonceptivos. «Los anticonceptivos orales, sobre todo aquellos en los que se combinan etinilestradiol, pueden provocar como efecto secundario eventos de trombosis venosa en extremidades inferiores y tromboembolismo pulmonar. Algunos datos sugieren que el rango de eventos Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETEV) se sitúa entre 50-100/ 100.000 mujeres/año».
La doctora de Medicina Interna también destaca que no solo se ha descrito riesgo de sufrir trombos en medicamentos, sino que también se ha detectado mayor riesgo en «pacientes con hábito tabaquico».
Además, sostiene que «los antiinflamatorios, fármacos muy usados, tiene riesgo de enfermedad digestiva como hemorragias, ulceras pepticas y afectación renal en forma de daño renal agudo...».
Sin embargo, concluye que «siempre se ha de valorar el riesgo-beneficio que nos confieren para decidir su indicación».
Es más probable tener un trombo por contagiarse de COVID que por la vacuna
El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, destaca que «antes de la COVID-19 había en España 24.905 casos de trombosis, es decir 68 casos al día o un caso de trombosis por cada 1.887 habitantes. En el caso de la vacuna se ha visto un caso de trombosis en España de 939.534 dosis administradas. Por tanto un número mucho menor».
March asegura que «si vemos los datos de AstraZeneca, lo que nos encontramos es que es más probable 463 veces que un español padezca un episodio trombótico grave por terminar infectado de COVID-19 que por ser vacunado».
No obstante, argumenta que por precaución se ha decidido paralizar temporalmente la vacunación con AstraZeneca «para minimizar posibles daños». El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública insiste en que existe «un efecto dañino muy real y constatado, provocado por la enfermedad de la COVID-19: ingresos hospitalarios, en la UCI, la muerte, y también episodios graves de trombosis y embolias, y con demostrada relación causa-efecto. Entre los ingresados en una UCI, alrededor del 25 % terminan con episodios tromboembólicos».
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A diferencia de las vacunas, los medios de manipulación no nos bombardean con que hay que consumir tabaco o anticonceptivos.