El marco en el que se decidió que Gual se hiciera con los terrenos de Son Bordoy lo describió otro acusado, el ex director gerente de Invernostra, la empresa con la que la caja manejaba sus inversiones. Rafael Oliver contó que el suelo estaba en manos de dos empresas, FBex e Ibercom, que estaban al borde de declararse en concurso: «La situación era crítica con el riego económico y reputacional que hubiera tenido para la caja». El agravante era que poco antes se había producido la quiebra de Drach, que debía una gran cantidad de fondos a la caja de ahorros. En ese contexto, Dols defendió que la única alternativa posible fue la entrada de Gual para que comprara los terrenos, asumiera las hipotecas que había sobre ellas en Sa Nostra y se encargara del desarrollo de los terrenos. «La otra opción era dejarlo como estaba y perder el cien por cien», aseguró. Según su relato, el riesgo ya estaba encima de la mesa, «lo único que cambiaba era el prestatario, que pasaba a ser un grupo con muchísima experiencia».
La fiscal le insistió sobre los avisos de impagos y problemas con la calificación urbanística de los terrenos. Dols, de nuevo en la senda de Batle, sostuvo que el Consejo de Administración tenía en cuenta otros aspectos como las posibilidades comerciales. «Había un análisis riguroso de todo, pero cuando viene una crisis es muy difícil que elimines la concentración de riesgo». Apuntó a que, en ese momento, los precios de la vivienda aún estaban en máximos y no habían comenzado a caer.
Para Dols, la operación fue un éxito: «Si Sa Nostra hubiera seguido gestionando, se hubieran desarrollado los terrenos y aquí paz y, después gloria». Explicó que, cuando Gual se hizo con este suelo de la mano de la caja, la situación urbanística de los mismos estaba todavía en el aire. Sin embargo, el promotor ya fallecido consiguió adherirse a las reservas estratégicas de suelo previstas por el Govern y así, consiguió que la edificabilidad se multiplicara por tres, de 225 a 750 viviendas. Sin embargo, todo el proceso no estuvo listo hasta el año 2012, cuando el suelo había pasado al ‘banco malo', la Sareb. De hecho, habló de «expolio» a las cajas y, en este caso en concreto, insistió en que se apuntaron los terrenos por un valor de veinte millones, cuando en realidad estaban tasados en 80.
A preguntas de su abogado, Eduardo Valdivia, Dols indicó que Gual tuvo que aportar dinero y que perdió fondos, unos diez millones con la operación. Así, defendió que las transferencias de efectivo a Suiza por parte del empresario, en realidad fueron a la inversa y que fue fueron dos millones de euros más los que salieron de bancos a este país que los que se ingresaron.
El juicio terminó este juevs con la declaración de Oliver, el tercer directivo de Sa Nostra acusado, que también afronta una petición de cuatro años de cárcel por parte de la Fiscalía. Indicó que su papel fue nulo en el proceso: «Yo no hacía nada».
Sí admitió que Gual iba «corto de tesorería» después de dejar dos empresas que tenía a medias con Invernostra. Señaló que la inmobiliaria le culpaba a él de la situación y que, por eso, le enviaron una serie de correos electrónicos: «Se me consideraba culpable y se me quería incorporar en el problema». De acuerdo con su relato, todas las decisiones se tomaron en Sa Nostra, la matriz y a él, a través de Invernostra, se le imponían esos acuerdos, «estuviera o no de acuerdo, que no quiero decir que en este caso no lo estuviera».
2 comentarios
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Tuve la suerte de conocer a Pau Dols y a Pere Batle y para mi siguen siendo dos grandes personas. Seguro que la intención era buena, probablemente una forma de salvar Sa Nostra
Me suena a pretensión de impunidad y Ancha es Castilla. Uséase, haga lo que haga, no podrá ser confrontado con canon o norma de actuación que me ponga en jaque. Así que actas para qué os quiero.