El sector de bodas y eventos languidece por la COVID-19 y las restricciones. | A.M.

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Madrid y Andalucía se están haciendo con todo el pastel de bodas. Este es el mensaje de atención que lanzan los profesionales del sector de la organización de enlaces matrimoniales y otros eventos de las Islas, que han visto cómo pasaron de celebrar 30.000 enlaces en Baleares en 2019 a tan solo 3.000 el año pasado. Este 2021 no se antoja mejor: la mayor parte de las bodas se han pospuesto ya para 2022 o, peor aún, muchas parejas eligen otros destinos 'más permisivos' para celebrar su gran día.

La crisis sanitaria aprieta a un sector que lleva más un de año en coma inducido por la COVID-19, y las restricciones impuestas por el Govern balear no ayudan a mejorar su situación. «El año pasado perdimos el 95 % de la facturación por la pandemia, y este 2021 no mejora. No podemos contar este mes con el negocio de las comuniones, porque las familias apuestan por alquilar casas o fincas para celebrarlo. Teníamos la esperanza de salvar junio con las bodas, pero la agenda está vacía», lamenta Pedro Llabrés, presidente de la Asociación de Profesionales de Bodas y Eventos de Baleares (APBEB).

Medidas muy restrictivas

La Comunitat seguirá manteniendo, al menos hasta finales de este mes, fuertes medidas a la hora de celebrar eventos privados: un máximo de 15 personas en interior y 30 si el acto es al aire libre; mesas de cuatro personas; mascarilla obligatoria; solo se permite el baile nupcial; no hay barra libre y el toque de queda se mantiene a las 23 horas. Con semejantes medidas, la cascada de cancelaciones no se ha hecho esperar.

Estas restricciones contrastan con las de Andalucía, por ejemplo, donde está permitido hasta un 75 por ciento del aforo en las provincias que estén en nivel 1, el equivalente a la situación sanitaria actual de las Islas. Además, se permite la barra libre y el baile portando tapabocas; una petición que hizo la APBEB al Govern, y que fue rechazada. «No se entiende que seamos la Comunidad con medidas más restrictivas con semejante tasa de incidencia del virus», apuntilla Pedro Llabrés.

La Comunidad de Madrid, otro fuerte competidor, permite hasta un 60 % de aforo en exterior y un 50 % en el interior. Y su departamento de Turismo trabaja en la creación de un nuevo producto turístico, Madrid Destination Weddings, con el que busca posicionarse como destino de bodas que se celebran fuera del lugar de residencia de los novios, ya sea en el país de origen o cualquier otro, que se lanzará la próxima semana en la Feria Internacional de Turismo (FITUR).

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Se convierte así en el máximo competidor de Baleares, hasta ahora una potencia en este campo. En este sentido, la APBEB afirma tener constancia de parejas mallorquinas y extranjeras que han trasladado su enlace de Mallorca a Madrid por las medidas impuestas por el Ejecutivo balear.

«La gran mayoría de profesionales que trabajan en este sector, como fotógrafos, organizadores o decoradores, han cerrado sus locales para recortar gastos o, directamente, se han dado de baja de autónomos ante la falta de trabajo; las empresas más potentes del sector sobreviven gracias a créditos ICO; hay modistas especializadas en trajes de bodas que malviven gracias a la venta de mascarillas; incluso una empresa que alquilaba menaje para eventos utiliza ahora sus camionetas para transporte de mercancía y no tenerlos parados», explica el presidente de la APBEB.

Cancelaciones anunciadas

A la tercera va la vencida. Con eso se consuelan Amparo Salvador y José Antonio Manchón, una pareja que esta semana se ha visto obligada a cancelar su boda por segunda vez, debido a las restricciones en Mallorca.

Amparo Salvador y José Antonio Manchón han retrasado su boda por segunda vez
Amparo Salvador y José Antonio Manchón han cancelado su boda por segunda vez.

«Retrasamos la boda del año pasado a mayo. Nos casábamos en nueve días y habíamos reducido la lista de 120 a 64 invitados con la esperanza de que el Govern cambiara las restricciones. No ha sido posible. Y la idea de organizar dos celebraciones el mismo día con 30 invitados era inviable para la finca y la organizadora. Lo mejor ha sido retrasarla otra vez», lamenta esta joven, que ha llegado a pensar en trasladar el enlace a Toledo, de donde procede su familia, con unas medidas más suaves, pero que finalmente ha descartado.

«Si organizar una boda es estresante, imagínese hacerlo por tercera vez», lamenta Amparo Salvador.