La lucha antitabaco va más allá de la sanidad. | Ballesteros

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El pasado 1 de enero de 2020 se produjo un hito importante en la lucha contra el tabaquismo: entró en vigor la financiación de dos fármacos para dejar de fumar, la vareniclina (Champix) y el bupropión (Zyntabac). En Balears 6.680 personas fumadoras lo empezaron pero tal vez porque en época de pandemia no es fácil, lo completaron apenas un 22 %, 1.457 de ellos.

Con la llegada de la COVID, los centros de salud pasaron a realizar un seguimiento por vía telefónica u otros medios tecnológicos pero no es hasta ahora cuando la Conselleria ha anunciado la recuperación, al 100 %, de la oferta de recursos para dejar de fumar que ofrecen los centros de salud.

El anuncio se produce poco antes del 31 de mayo, Día Mundial sin Tabaco. Un buen momento para recordar que el tabaquismo es responsable del 38 % de las muertes en los hombres y del 25 % en las mujeres, principalmente por enfermedades cardiovasculares y por diferentes tipos de cáncer. Sin embargo, «el riesgo de sufrir cáncer debido al tabaco disminuye proporcionalmente cuando se deja de fumar, sobre todo después de los cinco primeros años, y si es antes de los treinta años evita el 90 % de la mortalidad por cáncer pulmón», incidió la consellera de Salut, Patricia Gómez.

A su lado, la directora general de Salut Pública, Maria Antònia Font, habló de tres líneas estratégicas fundamentales. La primera es que los municipios o barrios creen estructuras para que la población sea proactiva en la lucha antitabáquica; la segunda pasa por trabajar de forma preventiva con los jóvenes en el ámbito escolar y la tercera es activar políticas sanitarias para proteger a los no fumadores del humo del tabaco.