Desde ese mismo momento, esta farmacia se convirtió en punto de encuentro de clientes desvelados en busca de avituallamientos farmacéuticos de última hora. «Desde medicamentos que les han recetado en las urgencias a pañales o biberones para bebés e incluso parejas que necesitan profilácticos», cuenta Gómez. La farmacia de 24 horas cuenta con un signo distintivo: en la calle es habitual ver coches estacionados en segunda fila a horas intempestivas cuyos dueños buscan medicamentos.
Muchas cosas han cambiado desde hace un cuarto de siglo. La farmacia está en plena reforma y este domingo se mudará de local para su ampliación. «La farmacia original estaba en la esquina de la calle Balanguera y era mucho más pequeña. Después se mudó a este local, en el número 15, y en agosto estrenaremos la nueva farmacia», revela el farmacéutico, que hace siete años recogió el testigo.
Ampliación
Ahora está en plena cuenta atrás para su expansión y pasar de los 300 metros cuadrados actuales, de los que solo 70 son para atender a los clientes, a más de 600 metros, la mitad de los cuales irán destinados a local comercial.
Lo más interesante, sin embargo, se esconde en el sótano. «Tenemos un robot, el más potente de todas las farmacias de Balears, que dispensa medicamentos». Un largo pasillo de 14 metros alberga más de 30.000 referencias que un brazo robótico recoge de las estanterías del sótano. A través de cintas transportadoras y un ascensor llegan al mostrador del local comercial. Todo en menos de treinta segundos.
«La idea no es ahorrar personal. Estamos pensando en ampliar la plantilla», revela el titular de la veterana farmacia.
En la nueva botica apuesta además por un amplio espacio destinado a la ortopedia, «porque el futuro está en la geriatría». Afirma que después de esta ampliación «será la farmacia más grande de Palma».
En diciembre de 2020, en plena pandemia, Gómez apostó por ampliar el negocio: «En las crisis uno se puede plantear enrocarse o invertir para que la situación no te afecte». En estos días tan difíciles, «los farmacéuticos hemos desatascado la Atención Primaria y facilitamos a la gente mayor conseguir una cita para la vacuna». Aún así, «las ventas se han resentido». La crisis, los ERTE, así como las dificultades de autónomos y empresarios se han notado en la facturación.
«En las primeras dos semanas del confinamiento tuvimos un boom de clientes que se abastecían porque no sabían cuanto iba a durar el encierro. Después, estuvieron tres meses sin venir y las ventas cayeron un 50 por ciento», explica el farmacéutico.
También recuerda el desabastecimiento de mascarillas y geles hidroalcohólicos: «Fue una locura». Eso sí, ahora «gracias a la mascarilla, este año no ha habido gripes, alergias u otras enfermedades de transmisión común».
‘Boom'
Cuando Gómez se hizo con esta farmacia decidió apostar por el servicio 24 horas, que su anterior titular había interrumpido. «Fue un boom hace veinticinco años, hasta aquel momento no se planteaba el servicio 24 horas. Sí que es verdad que estaban las farmacias de guardia que abrían de manera rotativa». Junto a la Balanguera, también están abiertas las 24 horas la farmacia Bagur, en la calle Aragón, y la farmacia March, en Portopí.
Gómez ha visto de todo en estos últimos años, como los vecinos que venían a la farmacia durante el encierro «con cualquier excusa para salir a la calle». Ahora afronta los próximos 25 años con un robot que aún busca nombre y una inminente inauguración en plena pandemia.
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