La Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillado de Palma (Emaya) ha vertido en repetidas ocasiones a la red de alcantarillado líquidos procedentes del vertedero de Son Reus sin haberlos sometido al tratamiento necesario para eliminar sus elementos contaminantes.
Así lo reconoce la compañía dependiente del Ayuntamiento de Palma en un documento público titulado «Memoria justificativa para el inicio del el expediente de contratación de la redacción del proyecto constructivo, la ejecución de la obras y la puesta en servicio del nuevo sistema por el tratamiento integral de los lixiviados procedentes de los vertederos gestionados por Emaya en el complejo de Son Reus».
Los lixiviados son fluidos generados por la descomposición de las basuras y por el arrastre de sus elementos por las aguas de la lluvia, y constituyen la fuente de contaminación del acuífero de Son Reus, según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
En esa memoria justificativa, Emaya afirma que «en los últimos años, la balsa de lixiviados no tiene capacidad para evaporar todas las entradas de lixiviados (mayoritariamente, pluviales mezcladas con lixiviados) por lo que se tiene que aliviar parte del volumen de la balsa al alcantarillado».
Añade que el Govern balear tiene constancia de todas las ocasiones en las que se lleva a cabo este vertido de lixiviados sin tratar. «Estos episodios se comunican siempre a la Dirección General de Recursos Hídricos», asegura el escrito.
La Conselleria de Medio Ambiente ha confirmado estas comunicaciones y ha subrayado que los lixiviados que se evacuan al alcantarillado de manera «muy puntual» no son los del vertedero clausurado, sino los del vertedero llamado «de cola», que sí está activo.
Los fluidos del antiguo vertedero recogidos por el sistema de captación instalado cuando se clausuró van directamente a una planta de tratamiento y los del vertedero de cola se recogen en una balsa específica que en caso de grandes lluvias se mezclan con aguas pluviales y, cuando se supera la capacidad del depósito, se vierten a la red de alcantarillado, explica Recursos Hídricos.
Ni este organismo del Govern ni Emaya han atendido la solicitud de EFE para precisar en cuántas ocasiones se han producido estos vertidos en los últimos años.
Los vertidos de lixiviados a la red municipal de alcantarillado incumplen dos normas del propio Ayuntamiento. En primer lugar, la «Ordenanza municipal de limpieza, rechazos y residuos solidos urbanos», que aprobó el consistorio en 2017.
El segundo precepto vulnerado es «Reglamento municipal sobre el uso de la red de alcantarillado sanitario», cuya última actualización es de 2004.
Este reglamento prohíbe «efectuar vertidos, directa o indirectamente, en la red municipal de alcantarillado de aguas residuales que por su cantidad y/o características físicas o químicas puedan representar un riesgo para la salud y la higiene públicas y para el medio ambiente».
Además, el anexo del reglamento del Ayuntamiento de Palma contempla expresamente la prohibición de desechar a la red de saneamiento los once metales pesados que halló en el acuífero de Son Reus el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en concentraciones tales que superan los límites de la normativa de aguas para consumo humano.
El pasado 11 de junio, Emaya formalizó el contrato con la empresa Soluciones Industriales y Tratamientos Ambientales (Sitra) para proyectar y construir una planta de tratamiento de los lixiviados que se generan en Son Reus. El importe de adjudicación fue de 1,2 millones de euros, sin contar el IVA.
Si se cumplen los plazos de acuerdo con los pliegos redactados por Emaya, la depuradora de lixiviados de los vertederos debería entrar en funcionamiento en el primer trimestre de 2022.
Esta información forma parte del trabajo de investigación publicado por la Agencia EFE en colaboración con el periodista Aitor F. Vallespir.
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