En concreto, el número de aves heridas por perdigones son 5 halcones peregrinos (Falco peregrinus), 5 milanos reales (Milvus milvus), 1 cernícalo (Falco tinnunculus), 1 águila calzada (Aquila pennata) y 1 busardo ratonero (Buteo buteo).
Estos datos se han publicado, en colaboración con la entidad SEO/BirdLife, con ocasión del Día de las Aves para incidir en la sensibilización respecto a esta problemática. La conselleria subraya que, en muchos casos, los animales heridos tienen muy mal pronóstico y mueren debido a las heridas provocadas por los tiros que no pueden superar, o si se salvan, quedan irrecuperables al tener que amputarles alas, patas o un ojo.
El número de animales que llega a los centros de recuperación es solo un 5 % de los ejemplares tiroteados. El 95 % restante muere en campo abierto sin ser encontrados.
Las nuevas tecnologías y los dispositivos GPS de seguimiento vía satélite facilitan en algunos casos el hallazgo de las aves tiroteadas.
La conselleria, a través del Servicio de Agentes de Medio Ambiente ha puesto en marcha protocolos conjuntos con el Consell de Mallorca y sus agentes de Medio Ambiente de Caza para afrontar esta situación.
Estos protocolos, que incluyen la inspección minuciosa de los cotos donde se han encontrado los ejemplares tiroteados y la investigación de los posibles infractores, se enmarcan en los objetivos del Pla Terrasse de Recuperación, Conservación y Seguimiento de los Rapaces diurnos de las Islas Baleares de eliminación de los disparos intencionados a las rapaces.
La muerte de una especie protegida es una infracción tipificada como grave de la Ley Balear de Caza que implica, no solo una sanción pecuniaria, sino también la pérdida de licencia de caza, inhabilitación para obtenerla durante años, y puede dar lugar incluso a responsabilidades penales cuando la afección recae sobre especies catalogadas como vulnerables o en peligro de extinción.
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