Este nuevo trabajo de investigación establece un diálogo entre diferentes ramas del conocimiento vinculadas con el análisis de la relación entre la sociedad y la naturaleza, particularmente de la biología, la economía y la geografía. El artículo supone un análisis crítico sobre la pérdida de la biodiversidad y sus causas, así como las contradicciones sobre las que se construye la agenda política para la conservación de la biodiversidad.
Según este estudio, para cubrir estas exigencias materiales y energéticas ha transformado profundamente una parte importante del planeta, con las consiguientes consecuencias negativas para la biodiversidad.
Y cita la expansión de la agricultura intensiva, silvicultura, pesca, acuicultura, industria, urbanización y el transporte motorizado como algunas de las actividades económicas que alteran los ecosistemas terrestres, acuícolas y marinos, lo que ha derivado, entre otros, en la pandemia de la covid-19. El estudio revisa las implicaciones del concepto de sostenibilidad sobre el que se construyen algunos de los acuerdos más relevantes para la conservación de la biodiversidad, como el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y las Metas de Aichi 2020, ambos del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Además, los autores muestran cuál es la relación existente entre crecimiento económico y biodiversidad y proponen, en el marco de una estrategia de decrecimiento sostenible, algunas medidas para atajar los problemas socioecológicos derivados de ella. Según explican en este artículo, gran parte de la literatura sobre sostenibilidad sostiene que el crecimiento económico es esencial para la protección de la biodiversidad, al considerar que el crecimiento consigue aumentar los beneficios mediante mejoras en eficiencia tecnológica a la vez que permite disminuir el consumo de materiales, energía y emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero de acuerdo a los investigadores, los defensores de esta teoría sugieren que de esa forma que resulta posible disociar el crecimiento de la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad, idea en la que se basa la economía verde o capitalismo verde.
Los investigadores señalan que, sin embargo, no dejan de aparecer nuevas evidencias que muestran los impactos devastadores sobre la biodiversidad derivados de la extracción de recursos naturales asociada a la expansión de la actividad económica. A pesar de ello, las ideas más recientes en torno al desarrollo sostenible siguen sugiriendo que el crecimiento económico es compatible con los límites biofísicos planetarios y abogan por la conservación de la biodiversidad a través del crecimiento ilimitado.
También el equipo científico apunta que las políticas de conservación actuales siguen, casi exclusivamente, los postulados de la economía convencional, y dan lugar a programas internacionales para la conservación de la biodiversidad cuyo enfoque se centra en medidas de conservación basadas en promover nuevas áreas protegidas y en la cantidad de tierra y mar que debe mantenerse aislada de los sistemas de producción. Es lo que algunas autores han definido como «islas de conservación» en un «océano de degradación».
El artículo resume los principales resultados de los trabajos existentes en torno a las contradicciones entre crecimiento y conservación de la biodiversidad.
«Tras décadas de defensa de la compatibilidad entre conservación y crecimiento, las evidencias científicas apuntan hacia una auténtica emergencia de la biodiversidad», destaca. Así, el trabajo asegura que el capitalismo no es compatible con la protección de la biodiversidad y que los programas actuales de conservación orientados al crecimiento son altamente ineficaces, puesto que el crecimiento se encuentra en la raíz del colapso biológico.
En su artículo apuntan que se puede garantizar una mejor conservación y preservación de la biodiversidad a través de una estrategia global de decrecimiento sostenible encaminada a reducir el deterioro de la base de recursos planetarios y la consiguiente degradación ambiental planetaria. «Estos objetivos pueden lograrse promoviendo actividades socialmente responsables y respetuosas con el medio ambiente, eliminando o reduciendo las perjudiciales y promoviendo nuevos objetivos de prosperidad sostenible sin crecimiento», señala. Según los investigadores, algunas de estas actividades que podrían promoverse bajo una estrategia global de decrecimiento sostenible serían una transición energética justa, la disminución de la generación de residuos mediante el rediseño de los procesos de producción para facilitar la reutilización y el reciclaje de los componentes de los productos, la prohibición de la obsolescencia programada, la promoción de la agroecología o la promoción de los servicios de cuidado, salud y educación. Los autores de este estudio son Joan Moranta y Manuel Hidalgo, investigadores del Centro Ocenoagráfico de Baleares del IEO; Catalina Torres e Ivan Murray, de la Universidad de las Illes Balears; Hilmar Hinz, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, CSIC-UIB); y Adam Gouraguine, de la Univerisdad de Newcastle.
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