Josep Maria Vicens, presidente del Cercle, Juan Torres López y Carles Manera.

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El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres López, presentó este jueves en el Cercle d'Economia de Mallorca su libro Econofakes: Ideología y mentiras económicas. En él, cuestiona los principales dogmas académicos neoliberales que, sostiene, no casan con los datos reales. «Hay quien se aferra a sus principios, pero la realidad es la que es. Los datos y la evidencia empírica están ahí. A poco que se mire la realidad con honestidad hay cosas que hay que reconocer», dice.

¿Pero la economía no era una ciencia exacta?
— No, no solamente no es una ciencia exacta sino todo lo contrario. Keynes decía que era una ciencia moral porque tiene en cuenta las preferencias de las personas.

¿Tampoco es cierto lo de la mano invisible del mercado?
— Ningún economista sería capaz de afirmarlo. Hay actividades que son imprescindibles para las necesidades humanas que no pueden ser satisfechas a través del mercado y necesitan de decisiones políticas. En otras ocasiones en las que los mercados funcionan mal hay que corregirlos.

Esas ideas son dominantes desde hace treinta años. ¿Se aprecian señales de cambio?
— El cambio es fácil observarlo en los últimos tiempos. No han desaparecido las corrientes más críticas sino que han mantenido posiciones diferentes. En los últimos años se observa como están poniéndose en cuestión ideas que antes eran inmutables.

¿Ha cambiado la percepción sobre el papel del estado con la crisis provocada por la pandemia?
— En el inicio de las políticas neoliberales, está esa frase de Ronald Reagan: «El Estado es el problema». Lo que hemos comprobado en las dos últimas grandes crisis es que el problema no ha estado en el sector público sino en el privado y el Estado fue la solución. Ahora, sin la intervención pública el colapso hubiera sido generalizado.

Rechaza que el envejecimiento afecte a las pensiones, ¿por qué?
— La financiación de las pensiones depende también de otros factores, de la productividad, del volumen de empleo, la distribución de las rentas y la voluntad política. Se difunde la idea porque lo que se busca es dar entrada a las pensiones privadas.

Uno de los datos que da es que ahora, la mitad de la riqueza mundial está en manos de 26 personas y hace apenas 20 años eran más de 300, ¿tiene que ver con esas ideas que combate?
— Yo creo que no queda más remedio que pensarlo así. Estas mentiras que han justificado las políticas de los últimos años han producido una concentración de la riqueza sin igual. Creo que la relación es evidente. Se miente y se dicen esas cosas porque se pueden hacer esas políticas de concentración de la renta.

¿Para crear empleo hay que controlar los salarios?
— La evidencia en todos los países no permite afirmar que haya que bajar los salarios para crear empleo. Depende de la demanda de bienes y servicios.