¿En qué consisten estos tratamientos?
— El tratamiento percutáneo nos permite, sin operar, a través de catéteres, poder tratar distintas patologías. Siempre estamos muy en relación y quiero que quede muy claro con cirugía cardiaca. Son procedimientos que están consensuados con ellos para decidir si el paciente se puede beneficiar más de una cirugía o de un tratamiento percutáneo.
¿Qué tipo de enfermedades?
— Por ejemplo hay patologías como la valvulopatía aórtica que antes se operaba o no se hacía nada. En Balears hay como 2.500 pacientes con esa enfermedad a partir de los 65 años. Antes a muchos no se les operaba porque tenían otros problemas de salud. Los estudios avanzaron y se vio que era mejor hacer esta técnica, primero pacientes con grandes riesgos quirúrgicos y se fue bajando el riesgo y ahora estamos haciendo ochenta al año. Esto es una parte, otra es la que tiene que ver con válvulas mitrales en pacientes a los que los cirujanos nos avisan que son de alto riesgo pero podemos hacer lo mismo sin tener que abrir. Por ejemplo, enfermedades de tipo neurológico, pacientes jóvenes con ictus criptogénicos. Hoy en día la cardiología intervencionista ha evolucionado muchísimo. Podemos acceder a múltiples enfermedades para tratarlas sin operar, pero siempre en sintonía con cirugía cardiaca.
¿Qué ventajas tiene?
— Mejoramos los pronósticos. Antes, las válvulas aórticas implicaban siete días hospitalizados, ahora, en tres días están en casa y además caminando. Todo tiene sus riesgos, no son pacientes fáciles. No se hace en gente más joven porque tenemos que tener evidencia de la durabilidad de los dispositivos. Cuando se vea que duran como otras válvulas se tratará a gente más joven.
¿Cuántes intervenciones realizan cada año en Son Espases?
— Unas 110 intervenciones estructurales, además de otras 1.100 angioplastias, que es poner unos extends, tenemos ‘código infarto' y ha cambiado mucho el manejo de los pacientes. Ahora, inmediatamente ante un infarto vienen aquí, abrimos la arteria y ponemos el stent.
¿Se ha normalizado el servicio tras los meses más duros?
— Se ha normalizado el flujo de pacientes coronarios pero tenemos añadido todos los de COVID. Ha habido tanto miedo en la población que muchos pacientes se han infartado en casa. Pequeños dolores por los que antes acudían, se dejaban. ¿Qué ha pasado? Que se han acumulado pacientes. La prevalencia de la enfermedad sigue igual, haya pandemia o no, pero la gente se aguantaba más el dolor. Otro fenómeno fue que la gente se fue a áreas rurales y las asistencias se retrasaban. Son consecuencias de la pandemia de otra manera.
¿También más sedentarismo?
— No lo hemos detectado. Se relaciona más con temas socieconómicos. La gente con menos recursos come alimentos menos saludables. Hay un riesgo. La población en Mallorca hace bastante ejercicio, lo tenemos visto. Las estrategias de salud han mejorado mucho y la mortalidad por infarto ha pasado de un 12 o 14% a un siete.