Rendi e Irfan, con las denuncias. | M. À. Cañellas

TW
10

Irfan Fakyih es un indonesio de 24 años que hace seis meses aceptó una oferta de trabajo en una compañía naviera italiana para la temporada de la pesca del pez espada. En el contrato que firmó constaba una mensualidad de 1.200 euros por ocho horas de trabajo los siete días de la semana. La realidad fue otra. A final de mes solo percibía 500 euros. De estos, le restaban 80 euros que, según la empresa, eran para comprar su tabaco. Su jornada de trabajo era de hasta veinte horas diarias. A veces incluso con horarios que comprendían desde la madrugada hasta la noche. Su trabajo consistía en pescar, pero desconocía a qué puerto acudían para dejar la mercancía debido a que Irfan no sabe hablar ni inglés, ni español ni italiano. Así que aceptaba las duras condiciones laborales.

En la madrugada del día 16 de noviembre pasado decidió escapar del barco cuando estaba atracado en el puerto de Palma. Como el capitán tenía requisados los pasaportes de los cuatro tripulantes, Irfan entró en el camarote del capitán y salió corriendo. Tras deambular durante horas por el Paseo Marítimo, un ciudadano mallorquín fue informado de su situación a través de un amigo en común y le fue a recoger. Actualmente cuida a este indonesio y de un compañero en su casa a la espera de que el Ajuntament de Palma o alguna entidad pueda hacerse cargo de ellos. Ambos fueron a denunciar ante la Policía Nacional que han sido víctimas de explotación laboral.

Esta embarcación de bandera italiana se desplaza a España en la época de capturas del pez espada. Los denunciantes aseguran que tenían 15 minutos para comer y desayunar y 30 para cenar. Según se ha podido averiguar, los dos barcos regresaron hace unas semanas a Italia con el resto de indonesios y otros tripulantes.

Rendi Heriyanto, de 25 años, llegó a Palma el 26 de noviembre desde Vinarós (Castellón). La situación que vivió como tripulante en otro barco italiano fue la misma que la de Irfan. En el atestado, el joven confiesa que las condiciones laborales no eran las mismas para tripulantes procedentes de otros países. Además, señala que recibió un trato denigrante e insultos tales como «bastardo», «imbécil» o «cornudo», algunas de las pocas palabras en español que, durante sus once meses de trabajo, aprendió. Rendi y otro tripulante indonesio, Kustri, de 30 años, escaparon el 26 de noviembre a las 19.00 horas con la excusa de enviar dinero a su familia. Rendi encontró trabajo en Alicante, pero Kustri se desplazó hasta Palma tras contactar con Irfan.

El vecino mallorquín –quien prefiere no dar su nombre– ayuda en la actualidad a ambos. Tras acudir a las dependencias policiales para exponer sus denuncias contra las navieras italianas, informaron al Ajuntament de Palma de su situación a fin de buscar un espacio donde vivir. A finales de febrero les caducará la visa y entrarían en situación irregular. Afers Socials tiene sigue este caso desde el principio y ayudó a los indonesios a realizar las denuncias. Según detallan fuentes de la institución, la Policía Nacional comunicó esta situación a los carabinieri a fin de investigar y esclarecer lo ocurrido.

El apunte

Ambos aceptaron el trabajo para ayudar a sus familias

Rendi e Ifran aceptaron el trabajo desde su país de origen, Indonesia. Consistía en pescar en aguas españolas e italianas durante una temporada concreta. En el atestado, Rendi explicó que su familia se encontraba en un estado de necesidad ya que tenía que hacerse cargo de su madre, dos hermanos menores y la abuela. Irfan proviene de la capital indonesia, Yakarta, y ha sido enMallorca cuando ha podido contactar con su familia.