Últimos detalles. La complejidad de las actuaciones y la necesidad de tener que ejecutarlas con rapidez por la emergencia sanitaria hicieron que el Consell de Govern declarara que era una inversión de interés autonómico. | Teresa Ayuga

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Hace unos diez años que el equipo de Medicina Intensiva de Son Llàtzer pedía una ampliación de camas de UCI, o adaptarse, al menos, a unas condiciones más óptimas. Tras cambios de Gobierno, concursos públicos, licitaciones y presupuesto, las obras están por fin acabadas. Se espera que a mediados de febrero, el hospital pueda estrenar estos nueve boxes e incorporarlos a las 18 camas ya disponibles de su unidad. «El paciente crítico en este hospital se encuentra en la tercera planta y los nuevos espacios y los antiguos están comunicados entre sí, será una continuidad del servicio que ya existe», explica la responsable de Medicina Intensiva, Gemma Rialp.

Se trata, en realidad, de una unidad de curas intermedias, que podrá servir para tratar pacientes afectados por la COVID-19, de ahí que en su día el Govern declarara esta inversión de interés autonómico para poder acelerar los trámites de obra.

El proyecto ocupa una superficie total de 805 metros cuadrados y fue adjudicada a la unión temporal de empresas (UTE) entre Zima y Pegiro por 1,7 millones de euros.

«Necesitábamos un cambio estructural por la falta de paredes en la UCI. Había que reducir camas para mejorar espacios», declara Rialp.

Todo lo que hay en este espacio es tecnología de última generación nueva, aunque «faltan los dispositivos médicos y las camas, que hasta que no se hagan los cultivos negativos y se abra, no pueden entrar», señala.

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Gemma Rialp.

Las obras se hicieron en una terraza exterior y no supusieron ninguna molestia para la actividad normal hospitalaria.

Para atender estas nuevas camas será necesaria la contratación de más personal. «Está aprobado, al menos en enfermería, a principios de febrero habrá una ampliación de plantilla», avanza el director médico del centro sanitario, Javier Agüera.

Durante la sexta ola, la UCI ha tenido que crecer a costa de la unidad de reanimación post anestésica del área quirúrgica, y sus trabajadores. Con el tiempo, «estos enfermos vendrán aquí y esa zona quedará libre», por lo que si la presión lo permite, Son Llàtzer recuperará operaciones ahora paralizadas.