Entre prisas por llegar tarde a clase y bostezos mañaneros, alumnos y padres del colegio Costa y Llobera de Palma charlaban en corrillos sobre el tema de la semana: a partir de este jueves, los niños de a partir de 5 años podrán quitarse la mascarilla en el patio. | Marina J. Ramos

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Desde este jueves, los niños de a partir de 5 años podrán volver a jugar en el patio sin mascarilla. La norma pasa a ser optativa, eso sí, continuará siendo necesario cubrirse boca y nariz en caso de aglomeraciones o cuando no se pueda respetar la distancia, según explicó este lunes la consellera de Salut del Govern balear. Una decisión que no ha logrado consenso, sin embargo, ni entre pequeños ni mayores. En medio de prisas por llegar tarde a clase y bostezos por el madrugón, alumnos y padres del colegio Costa y Llobera de Palma discutían en corrillos a primera hora de este miércoles sobre el tema de la semana.

Desde el «ya era hora, mucho han tardado» de Miquel, al «creo que no es el momento. Aún no hemos superado la ola y ya estamos levantando restricciones» de Aurora. La medida ha generado debates acalorados a diez minutos de sonar el timbre para entrar a clase. Empezando por los verdaderos protagonistas, los niños, Noa explica: «Hay ganas... Así puedo estar con mis compañeros mejor, porque hace tiempo que estoy con mascarilla y me apetece respirar aire puro». Sin embargo, a Nacho, alumno también de Primaria, le parece una temeridad quitársela: «Si ahora todos los niños se quitan la mascarilla, con Ómicron es mucho más probable que todo el mundo se contagie».

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Y, al igual que entre los 'peques', a los adultos también les cuesta llegar a un acuerdo. Afrontan la derogación de la obligatoriedad divididos casi al 50%. «Me parece que no es el momento, podríamos esperar a que estuvieran todos vacunados», opinaba el padre de Nacho. Justo a su lado, Vanessa y Eva comentaban en la misma línea y subrayaban ciertas incoherencias: «Llevan desde el principio haciendo Educación Física con mascarilla y ahora, de repente, nos quitan la mascarilla en el patio. No tiene coherencia ninguna», denunciaba Eva. «Los niños se ahogan y al mío, al principio le daban ganas hasta de vomitar». La otra mitad de madres y padres, no obstante, acoge con buenos ojos esta pequeña liberación. «A mío me parece bien, ya es hora de que puedan avanzar un poco. El nivel de contagios no es tan alto como para que se siga manteniendo y lo que se pierde es mucho mayor». La opinión de Sílvia Servera sirve de perfecto resumen de la otra cara de la moneda.

Por su parte, Neus Marí, maestra de Primaria, aseguraba este jueves por la mañana que los colegios son espacios seguros y confiaba en la responsabilidad de los niños. Eso sí, reconocía, al mismo tiempo, que, a menos de 24 horas de la retirada de la mascarilla obligatoria en el patio, aún se desconoce cómo se va a proceder. «Hoy tenemos una reunión, porque aún [desde la Conselleria d'Educació] no nos han dicho si la tienen que llevar en la muñeca o en la barbilla, porque al entrar en clase la tienen que tener ya puesta, no la pueden dejar en el aula, entendemos». Expectación y cierta contención a muy poco de que los niños de las Islas vuelvan a correr con la sonrisa visible.