Los agricultores auguran problemas en la siembra de cereales de la próxima campaña. | M. À. Cañellas

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El campo de Baleares será uno de los damnificados por la guerra. Ucrania junto a Rusia representa el 30 % del comercio mundial de trigo, el 32 % de cebada, el 17 % de maíz y el 50 % de girasol (aceites y semillas). Además, son los principales proveedores de fertilizantes, un insumo básico y clave para el mantenimiento de la producción agraria, lo que incidirá en un incremento de los costes y en dificultades de abastecimiento, un hecho que podría provocar problemas en la siembra de cereales de la próxima campaña según explica Cooperativas Agro-alimentàries Illes Balears.

Desde la organización consideran «prioritario» tomar las medidas adecuadas para garantizar el suministro de alimentos. «La guerra ha provocado una desestabilización en los mercados, no hay que olvidar que la Unión Europea importa desde Rusia el 46 % del gas que necesita, lo que afectará a la economía, a la producción agraria, y al abastecimiento de alimentos en Europa. Las autoridades comunitarias y los Estados miembro deben preparar un plan de contingencia que asegure la producción agraria y la viabilidad económica de los agricultores y sus cooperativas europeas, dado que las infraestructuras ucranianas han sido inutilizadas», solicitan.

La cooperativa agraria apoya las sanciones impuestas por la UE a Rusia, aunque apunta a que estas «tendrán efectos negativos no sólo para Rusia, sino también para la UE en forma de aumento de costes de insumos agrarios». «Si ya la situación de los agricultores y cooperativas españoles era complicada debido al alto precio de estos productos, estas sanciones empeorarán la situación», añaden.

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La guerra afectará también a las exportaciones de la UE hacia Rusia. Este país, a pesar del embargo impuesto en 2014 a las exportaciones comunitarias en ciertos sectores, continúa siendo el sexto destino de las exportaciones agroalimentarias europeas. Productos como el vino, el aceite y la aceituna de mesa se verán afectados por el conflicto. Por este motivo, Cooperativas Agro-alimentàries Illes Balears quiere hacer un llamamiento sobre «la importancia del papel de los agricultores y sus cooperativas en el suministro de alimentos suficientes y a precios razonables a los consumidores».

«La crisis COVID-19, y ahora la guerra en Ucrania, han mostrado las vulnerabilidades de la UE y sobre todo la importancia de contar con una PAC fuerte y un sector agrario resiliente. La PAC fue establecida en los años sesenta para hacer frente a los problemas de abastecimiento de alimentos en Europa, y estos objetivos siguen siendo vitales para la sociedad. Por ello pedimos un plan de apoyo a la agricultura europea y medidas para asegurar el suministro de insumos a precios razonables para mantener la producción de alimentos sanos y de calidad, y la rentabilidad de las explotaciones», insisten.

Los agricultores puntualizan que en este contexto es necesario replantear el ritmo de aplicación de los objetivos establecidos en la Estrategia de la Granja a la Mesa, que pueden afectar negativamente a la productividad agrícola. También piden eliminar las medidas antidumping que la UE tiene establecida actualmente a ciertas importaciones de fertilizantes. «Creemos que estamos ante un cambio de escenario donde la producción de alimentos a los europeos será una prioridad absoluta para la UE y los gobiernos de los Estados Miembros», aseguran.

Finalmente, Cooperativas Agro-alimentàries Illes Balears muestra su solidaridad con el pueblo ucraniano por la «injustificada» invasión de Rusia. «Nos sumamos a la declaración realizada por el COPA-COGECA, y apoyamos las medidas que tome la UE que sirvan para poner fin a la guerra», añaden.