Imagen de archivo de una coche de la Guardia Civil de Tráfico. | Marco Torres

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La Semana Santa es época de un mayor número de desplazamientos por la carretera. La Guardia Civil, junto con la Dirección General de Tráfico (DGT), vigilarán que las normas de circulación se cumplan estos días para evitar accidentes en la carretera. Por este motivo, han sacado a las calles de algunas ciudades españolas su flota de furgonetas camufladas que pueden sancionar a los conductores que cometan infracciones, principalmente debido a distracciones, y entre ellas, el uso del móvil.

Junto a los drones o las cámaras de alta definición, se trata de una de las últimas herramientas de la DGT. Estas furgonetas comenzaron a operar en 2019 en Galicia, de forma experimental, y ahora ya recorren muchas ciudades del país. La DGT ha confirmado que un total de 15 de estos vehículos ya operan repartidos por España en las carreteras que son competencia de Tráfico. No obstante, Social Drive, la red social con la que los conductores comparten alertas viales, afirma que superan la veintena. Según los usuarios de la aplicación, en Mallorca hay uno de estos vehículos que se dedica a cazar a conductores imprudentes.

Estas furgonetas itinerantes no están rotuladas, tienen matrícula PGC de la Guardia Civil y, aunque en un principio se pensaban que todas eran blancas, algunos conductores las han identificado también en azul y negro. Según las fotografías publicadas por la cuenta SocialDrive, las avistadas han sido modelos Renault Master y Ford Transit Custom. Concretamente, la DGT ha optado por este tipo de vehículos ya que son más altos y permiten identificar quién está usando el teléfono móvil o quién circula sin cinturón de seguridad.

Estas dos infracciones están sancionadas con la pérdida de puntos del carné de conducir y con una multa económica. Según la nueva normativa de tráfico, usar el teléfono móvil conlleva una multa de 200 euros y la pérdida de tres puntos del carné de conducir. En el caso de no llevar puesto el cinturón de seguridad se le sancionará al conductor con la pérdida de tres puntos del carné de conducir y una multa de 200 euros.