Sin ellos «no se movería el hospital», asegura Joan Toni Robles.  | M. À. Cañellas

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Son una pieza imprescindible del engranaje sanitario pero no se les reconoce como tal. Los celadores se reivindican como nexo de unión en unas jornadas nacionales que se están celebrando estos días en Son Espases. «Nuestro reto es que sea una profesión reglada porque ahora no lo es», demanda Joan Toni Robles, presidente del comité organizador del encuentro y jefe de personal subalterno del hospital de referencia. «No está cualificada y lo que pedimos es una FP para estar dentro de la familia sanitaria al cien por cien, como los técnicos de emergencias o los auxiliares de enfermería», añade.

Reconoce que es complicado porque para eso deben intervenir y ponerse de acuerdo hasta tres ministerios, explica: Sanidad, Cultura y Trabajo. Sin embargo, «hemos conseguido tener una calificación profesional del nivel 1, que ya es muy importante, a través de la experiencia». Y es que su rostro es el primero y probablemente el último que un paciente verá al entrar y salir del hospital. «Nos consideramos parte del sistema y creemos que estamos muy bien valorados», señala Robles. Pero les falta que la población conozca mejor a qué se dedica su figura.

Un celador realiza tareas de apoyo, transporta al enfermo, ayuda a movilizarlo y, dentro de las salas de operaciones, disponen la mesa quirúrgica. Sin ellos, «no se movería el hospital», advierte este profesional. «Desde que vinimos de Son Dureta tenemos muchas más competencias, ya sean laborales o en tecnología», explica Joan Toni Robles. Sin embargo, sus funciones las dicta una directriz estatal obsoleta del año 1971. Ellos evolucionaron pero no así el marco regulador de sus competencias. La formación continuada, el celador en la sanidad y sus competencias en equipos multidisciplinares o el plan de estabilización fueron temáticas que centraron las mesas de debate o ponencias de ayer.

Para dar el sus a la jornada, estuvieron presentes el gerente de Son Espases, Josep Pomar; el director del IB-Salut, Juli Fuster, y la consellera de Salut, Patricia Gómez. «Dice la Real Academia Española que el celador conduce a celar, a vigilar, a acompañar... Sois, a veces, la primera cara o las primeras manos que tocan a los pacientes y de eso nos acordamos todos y ¡se agradece tanto!», les dijo la titular de Salut, que definió al colectivo como «el aceite de todo el engranaje».

Oposiciones

Su intervención se produjo dos días después de que Son Espases diera la bienvenida a 142 celadores que han superado el concurso oposición y que se irán incorporando de forma progresiva a los diferentes centros sanitarios que dependen de la Gerencia del Sector Ponent. «En este sentido, «el 70 % de las plazas las ocuparán mujeres», dijo un aplaudido Juli Fuster. Lo que visibiliza como las féminas van ganando peso en el sistema sanitario como ha ocurrido siempre con las enfermeras y ya sucede con los facultativos.