La pandemia ha marcado un punto de inflexión para muchas personas en cualquier aspecto de su vida. También para los trabajadores, que han experimentado dudas, reflexiones y necesidades: reinventarse en su profesión o morir en el intento. Hay emprendedoras de todo tipo que no dudaron en reinventarse. Arantxa Sánchez y María Guerrero, ambas de 35 años, son amigas de toda la vida y ahora empresarias. Producen kéfir de agua de distintos sabores desde su laboratorio en Porreres. A pesar de que su idea es montar una tienda física, de momento comercializan sus productos para otros establecimientos.
«La idea surgió durante el confinamiento porque María y yo estamos muy conectadas con la comida natural sana y ecológica. En casa consumimos y producimos kéfir de agua así como de leche», explica Arantxa sobre su marca Corevolution. Se enteraron de una ayuda económica que facilita el Consell de Mallorca y desde hace tan solo una semana su producto ya está a la venta. «Es la primera vez que emprendemos. Da vértigo, pero tenemos muy buen feedback y el producto llama la atención».
Magdalena Far lleva un centro de ocio infantil desde hace 18 años en sa Pobla. Ya en su día se acogió a una ayuda del IB-Dona que, cuenta, «si no hubiera sido por eso, hubiese cerrado el negocio en aquel momento». La COVID-19 fue otro varapalo para ella. Por su tipo de establecimiento, no esencial, tuvo que echar el cierre durante diez meses. «Tiré adelante con los ahorros. Yo ya me planteaba cerrar porque tenía una situación desesperante». Así se acogió a unas ayudas de los fondos europeos desde la plataforma Mallorca Activa. «Sé de gente que no ha podido continuar con sus negocios», reconoce. Magdalena, aparte de la bonificación que le llega desde el Consell, ha podido acogerse a otras ayudas que se crearon para empresarios a raíz de la pandemia.
De hobby a trabajo
En 2021, Núria Font decidió cambiar de profesión y convertir su hobby en un trabajo. Empezó así a pintar muñecas «tipo Monster», matiza al otro lado del teléfono. Poco a poco, empezó a interesarle la producción de una muñeca propia, con un diseño personalizado, y para ello solicitó ayuda económica. Su afición viene de pequeña. Su infancia la recuerda pintando y jugando a muñecas. «He llegado a tener muchísimas Barbies, cada año me compraba una nueva en la feria de mi pueblo, Son Carrió. Me gusta todavía jugar. Hay gente que me ve como una persona muy creativa y otra que lo ve como una tontería». Núria seguirá adelante con su proyecto tras salir de su ingreso hospitalario y prevé en breves diseñar más muñecas para vender. Su marca se llama Nunidolls y hace alusión su apodo, Nuni. «Estar con mis muñecas es estar en paz y tranquilidad. Necesito crear porque esto es mi vida».
Catalina Rotger y su marido Toni Fluxà se quedaron a las puertas de acogerse a las ayudas de Mallorca Activa para este año. Sin embargo, no descartan apuntarse a otra convocatoria para mejorar la digitalización de la empresa de construcción de reformas que sacaron justo en el año de la COVID. «Comenzamos en un momento malo porque justo había comenzado la pandemia y las cosas no estaban bien, pero poco a poco, fuimos tirando». Sin embargo, relata Catalina, «el año pasado y este el negocio ha ido muy bien».
El portal del Consell de Mallorca tuvo un total de 775 inscripciones en 2022. Los tipos de ayudas que se ofrecen en la Isla son: ayudas para una segunda oportunidad a los trabajadores autónomos o por cuenta propia, subvenciones para promocionar la ocupación autónoma y ayudas para la digitalización de empresas pequeñas en situación de desocupación.
1 comentario
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Han dejado a muchos más tirados que ayudar, pero eso no vende, que asco de periodismo