David Sánchez, Ana Bel Personat, padres de Axel, en la consulta del hospital. | Jaume Morey

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Axel es todo un torbellino a pesar de tener 13 meses. Es muy cariñoso, le encanta jugar y tiene mucha paciencia cada vez que le toca una revisión. A pesar de su corta edad, ha conocido más batas verdes que niños como él. Sufre una sordera severa desde los cuatro meses y medio, y todavía le están haciendo pruebas para averiguar qué le sucedió, ya que, en un principio, superó el cribado auditivo neonatal que se hace a todos los infantes antes de irse a casa con sus padres.

Axel no lo sabe todavía, pero ha abierto camino para muchos bebés que padecen una discapacidad auditiva como él. El pasado 25 de marzo, gracias al tesón del equipo médico que lidera el doctor Alfonso Bonilla y a la confianza ciega de sus padres, se convirtió en el primer niño menor de un año que Son Llàtzer ha operado para colocarle un implante coclear bilateral simultáneo. Aunque es pronto para saltar de alegría, este pequeño comienza recuperar poco a poco un sentido que le fue arrebatado poco después de nacer.

Nueva oportunidad

Ana Bel Personat, la madre de este bebé, fue la primera en empezar a sospechar que el pequeño no oía: «Empezó a llorar mucho, no hacía caso... incluso nuestro gato lo notó. Empezó a colarse en la cuna con él, se tumbaba a su lado y Axel se tranquilizaba, supongo que porque notaba la vibración de su respiración. Fuimos al pediatra, nos dijo que estaba todo bien, que las madres primerizas nos preocupábamos por todo. Pero yo estaba convencida de que algo iba mal, así que un día estaba sentado en el suelo, me puse detrás de él y empecé a gritarle como una posesa. Nada, no se inmutó, no escuchó nada», recuerda la madre del pequeño.

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El implante coclear que le permite oír a Axel.

«Ningún padre está preparado para tener un hijo con discapacidad. Es un jarro de agua fría –admite David Sánchez, padre de Axel, mientras mira con complicidad a su mujer–. Pero solo podíamos tirar para delante y buscar la mejor ayuda. Nuestro obsesión es que recupere cuanta más audición mejor, y lo antes posible, para que tenga una vida normal como la de cualquier niño».

El caso de este bebé no es el único. Según las estadísticas, entre 3 y 5 niños de cada 100.000 sufre hipoacusia, y uno de ellos padece sordera grave. Pero hasta ahora se derivaban a otros centros hospitalarios porque el protocolo señalaba que no se podía operar a un bebé de menos de 12 meses o con peso inferior a los 10 kilos.

Esfuerzo conjunto

Todo eso ha cambiado gracias al esfuerzo del Servicio de Otorrinolaringología de Son Llàtzer, que dirige el doctor Alfonso Bonilla: «Nos veíamos capaces de operarle, sus padres apostaban por implantar, así que varios compañeros de anestesia y enfermería se desplazaron al hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, que tiene mucha experiencia en este tipo de casos, para formarse. El resultado lo estamos viendo poco a poco», apunta Bonilla, que recuerda que llegaron a haber hasta 17 personas trabajando durante la operación del pequeño, que duró casi cuatro horas.

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Carlos Magri, Leticia Fernández, Christian Plaza, Alfonso Bonilla,
Yolanda Martin y Cristina Ruiz, el equipo médico.

Pero el largo camino para que Axel pueda escuchar todavía no ha finalizado. «Toca trabajar la estimulación continua –explica Eulalia Juan, logopeda y audióloga asignada a este caso–. Sus padres tienen que trabajar con él. Y lo están consiguiendo. Responde a los sonidos ambientales, no siente incomodidad. Vamos por el buen camino», finaliza. Axel ha sido el primero, pero ya hay tres bebés más en Son Llàtzer esperando a volver a sentir otra vez.