El expresidente y candidato presidencial de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, hace gestos rodeado de su equipo durante la noche electoral el domingo, con motivo de segunda vuelta de los comicios presidenciales. | Reuters

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Los resultados de las elecciones en Brasil, que dieron una victoria ajustadísima al líder izquierdista Lula da Silva, dividen a los residentes brasileños en Mallorca. Balears es una de las comunidades con menos población de este país. Se calcula que en las Islas residen más 7.000 ciudadanos brasileños y que cerca de 1.000 ejercieron el derecho al voto. Precisamente, una de las principales quejas de la comunidad ha sido la dificultad para votar, pese a que es obligatorio. A diferencia de las elecciones de 2018, los residentes brasileños llamados a las urnas tenían que viajar hasta los consulados, en Madrid o Barcelona, y enviar documentación específica. Para justificar su abstención, tuvieron que hacerlo desde una aplicación si habían votado en la primera vuelta. Y asumir una pequeña multa si no votaron en ninguna de las dos jornadas.

Es la situación de Kely Willemen, originaria de Belém pero que vive en Palma desde 2005. En unos días tendrá que pagar la multa en Barcelona. Sobre los resultados, expresa que no se siente «ni de Lula ni de Bolsonaro». Ante todo, apoya «un cambio que con estos dos partidos está totalmente perdido. No habrá manera», lamenta. La pobreza, que afecta a una gran mayoría de la población del país, y la violencia son aspectos que preocupan a los ciudadanos brasileños en Mallorca y que, dicen, han marcado el país durante años independientemente del color político.

Alex Coelho, brasileño en Mallorca: «En Brasil tenemos 60.000 asesinatos cada año. Bolsonaro tiene una línea muy dura con este asunto»
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Ana Claudia Paschoal es de Brasilia y lleva 12 años en la Isla. Acaba de regresar de Barcelona y no oculta su alegría por la victoria de Lula da Silva: «Brasil es un país con una complejidad muy grande y no basta mirar a dos candidatos, es un tema más profundo. Pero por fin, después de cuatro años, salimos de muchas barbaries», comenta Ana, quien señala que «más que votar a Lula, he votado el cambio». Espera que con este partido se avance en los temas sociales, se erradique la pobreza y apuesta por el medio ambiente y la no violencia. Considera, sin duda, que «la desigualdad» es una gran problemática de la población y «los partidos hasta ahora se han olvidado de los pobres, como también de los indígenas y la educación del pueblo. Yo he tenido mucha suerte, pero hay gente que no puede salir del país», reconoce.

Ana Claudia Paschoal, brasileña en Mallorca: «Brasil es un país con una complejidad muy grande. Después de cuatro años, salimos de las barbaries»

Tensión

Sandra de Melo es la presidenta de Amigos de Brasil en Mallorca. No se quiere mojar porque su asociación es plural, pero sí apunta que «Lula tendrá mucho trabajo que hacer» por la situación en la que se encuentra en estos momentos en su país. Brasil amanece estos días con mucha tensión: «Los que apoyan al izquierdista están contentos, pero hay reacciones fuertes en la parte opuesta». Por otra parte, Sandra considera que «la violencia es un gran problema que ningún partido ha conseguido solucionar. Igual que la pobreza o la actual inflación. No será fácil arreglar un país con estas cosas».

Alex Coelho lleva más de 20 años en Palma y, a pesar de que no ha podido votar por las complicaciones electorales, asegura estar «muy decepcionado con el resultado». Él estaba a favor de un gobierno con Bolsonaro aunque «estaba preparado para este resultado». Considera que el líder liberal había conseguido bajar la tasa de violencia: «En Brasil tenemos 60.000 asesinatos al año. Es un Bernabeu lleno de gente muerta. Bolsonaro tiene una línea muy dura al respecto». Esto se suma a que «los jueces son pro Lula y se han puesto muchas trabas a la candidatura de Bolsonaro». La falta de desarrollo económico y la corrupción son otras preocupaciones, dice. Mientras unos confiesan que era necesario un cambio de gobierno, otros creen que será difícil con Lula, pero el sentimiento que comparten es que será muy complicado cambiar ciertos aspectos que han marcado desde hace años la trayectoria del país.